Ejército ucraniano ha lanzado por primera vez esta madrugada un ataque misiles estadounidenses de largo alcance, los llamados ATACMS, contra territorio ruso, según informa el diario ucraniano RBK. De este modo, Zelenski habría aprovechado la luz verde de Biden que el domingo autorizó que Ucrania dispare misiles estadounidenses de largo alcance contra territorio ruso. Según la fuente, el blanco del ataque era una infraestructura militar ubicada en la ciudad de Karachev, en la región rusa de Kursk, fronteriza con Ucrania.
El ministerio de defensa ruso, también informó sobre un segundo ataque en un objetivo militar de la región rusa de Briansk, perpetrado con el mismo tipo de proyectiles estadounidenses. Según ha informado el ministerio, los sistemas de defensa aérea rusos han interceptado a cinco de los misiles y han dañado a uno. Este segundo ataque parece contradecir la información de varios medios estadounidenses, que informaban el domingo de que el permiso de Biden debía limitarse a la región de Kursk, donde las tropas rusas y norcoreanas se preparan para recuperar el territorioque las tropas de Zelenski ocuparon en verano. A primera hora de la mañana el portavoz del Kremlin había asegurado que está vigilando muy de cerca la situación en Kursk, después de haber recibido informes según los cuales Ucrania podría lanzar proyectiles ATACMS .
Pero paralelamente, la autorización de Washington ha provocado una nueva amenaza de Moscú. Después de que ayer el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, acusara a Estados Unidos de «echar leña al fuego» y alertase de una «nueva fase de tensión y una nueva situación respecto a la implicación de Estados Unidos», este martes el presidente ruso, Vladimir Putin, ha aprobado una doctrina nuclear que permite a Rusia considerar el uso de armas nucleares como a respuesta a un ataque de misiles convencionales contra Rusia o Bielorrusia por parte de un país que tenga el apoyo de una potencia nuclear.
El portavoz del Kremlin ha renovado la amenaza este martes y ha dicho en la rueda de prensa diaria que el gesto de Washington podría dar lugar a una respuesta nuclear, según informa la agencia de noticias rusa Tass. Peskov ha calificado de oportuno el cambio en la doctrina nuclear y ha advertido, en alusión a EEUU, de que «la disuasión nuclear» tiene como objetivo hacer entender a los potenciales adversarios que las represalias son «inevitables» «en caso de agresión contra Rusia y su aliado». Pese a reconocer que el uso de armas nucleares es una medida extrema, el portavoz ruso ha defendido que era necesario actualizar el documento para alinearlo con la situación política actual.
La doctrina actualizada, que describe las amenazas que harían que Rusia considerase un ataque nuclear, incluye los ataques con misiles convencionales, drones u otros aviones por parte de países que, a pesar de no ser potencias nucleares, reciban la ayuda.
Y añade que cualquier agresión contra Rusia por parte de un Estado miembro de una alianza será considerada por Moscú una agresión por parte de toda la coalición. En septiembre, Putin ya había anunciado los cambios en la doctrina nuclear en un intento de disuadir a los países aliados de autorizar a Ucrania a utilizar los proyectiles de largo alcance en territorio ruso.
En ese momento, el presidente ruso también alertó de que la luz verde de Washington en los proyectiles de largo alcance supondría «que los países de la OTAN, EEUU y los países europeos» estarían «en guerra con Rusia».
Proyectiles de largo alcance en Kursk
La amenaza nuclear del Kremlin llega cuando se cumplen 1.000 días del inicio de la invasión de Ucrania y en un momento determinante del conflicto: la irrupción de Trump en la Casa Blanca y el uso de misiles de largo alcance en territorio ruso por parte de Kiiv pueden dar la vuelta a la situación en el campo de batalla.
Hasta ahora, los socios de Kiiv se habían negado a autorizar los ataques en territorio ruso con proyectiles de su producción por miedo a una reacción de Rusia, que ha declarado que considerará que cualquier ataque con misiles occidentales en su territorio como la entrada en guerra de la OTAN. (ARA)
Posible escalada de la guerra
La luz verde para Kiev dada por Washington responde a la solicitud más reiterada y urgente hecha por el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, a sus aliados occidentales y, en especial, a Estados Unidos.
El mandatario ucraniano argumenta que solo con el uso de este tipo de armas sus fuerzas pueden degradar la capacidad militar rusa de manera significativa y dar a sus tropas ventaja en el terreno.
A la espera de un pronunciamiento de la Casa Blanca, la decisión, confirmada por fuentes oficiales a diversos medios, representa un gran espaldarazo al Gobierno de Zelenski justo antes de que asuma la Presidencia Donald Trump, quien ha prometido repetidamente acabar con la guerra de Ucrania.
Analistas también atribuyen la medida al despliegue por parte de Rusia de tropas terrestres norcoreanas para apoyar sus propias fuerzas.
Pero, ¿qué implica este aval en este momento? ¿Cambiará el curso de la guerra? Estas son algunas claves de esta decisión.
En agosto de este año, el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, por sus siglas en inglés), un centro de investigación en EE. UU., publicó un mapa que buscaba ilustrar «hasta que punto las restricciones estadounidenses» al uso de los misiles de largo alcance por parte de Ucrania limitaban «la capacidad de este país para atacar infraestructura militar importante en Rusia».
Pero, la presión a Biden no ha venido solo por parte de Zelenski, sino que varios representantes de Occidente también han apoyado la intención del líder ucraniano de usar este tipo de armas; han dejado claro que esta y otras restricciones estadounidenses podrían costarle la guerra a Ucrania.
En ese sentido, el presidente de la comisión militar de la OTAN dijo en septiembre pasado que Ucrania tiene el derecho de atacar en lo profundo del territorio ruso para adquirir una ventaja de combate.
“Toda nación que es atacada tiene el derecho a defenderse. Y ese derecho no se detiene en la frontera de tu propia nación”, dijo el almirante Rob Bauer.
Por ello, la diferencia entre puntos de vista sobre este asunto se ha convertido en el centro del debate más reciente de los aliados ucranianos al interior de la OTAN.
Concretamente, las armas autorizadas son misiles supersónicos guiados conocidos como ATACMS, que pueden transportar cabezas convencionales o de racimo, y tienen un alcance de 300 kilómetros.
Hasta este domingo, día en el que se conoció la aprobación, ni la Casa Blanca ni el Pentágono habían confirmado el hecho. Por su parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania y la oficina de Zelenski no respondieron de inmediato a solicitudes de comentarios de las agencias de noticias.
Sin embargo, el propio Zelenski comentó el asunto en su discurso vespertino del domingo y afirmó que los misiles «hablarían por sí mismos».
«Hoy, muchos medios de comunicación dicen que hemos recibido permiso para tomar las medidas adecuadas, pero los ataques no se hacen con palabras, no se anuncian esas cosas, los misiles hablarán por sí solos», afirmó en su discurso vespertino.
El líder ruso dijo entonces que si Occidente accede a autorizar ataques dentro de Rusia con sus misiles de largo alcance, eso cambiaría la «esencia» y la «naturaleza» del conflicto en Ucrania.
«Esto significará que los países de la OTAN, EE. UU. y los Estados europeos, están combatiendo contra Rusia», aseguró Putin el 13 de septiembre.
¿El despliegue de tropas norcoreanas influyó en la decisión?
Según fuentes familiarizadas con el asunto, es probable que las armas se utilicen para contrarrestar el apoyo de Corea del Norte a Rusia en su incursión a Ucrania.
Se cree, precisamente, que uno de los factores que habría llevado a tomar esta decisión tiene que ver con las tropas terrestres norcoreanas ahora inmersas en las fuerzas rusas, un acontecimiento que ha causado alarma en Washington y Kiev.
De acuerdo con fuentes citadas por ‘The Washington Post’ y que confirmaron la autorización, el permiso de Biden es una respuesta al envío a Ucrania de miles de soldados norcoreanos para reforzar las tropas rusas que tratan de retomar el control del territorio ruso capturado por el Ejército ucraniano en la región de Kursk.
Al mismo tiempo, las fuentes también indican que es una señal estadounidense a Pyongyang para que no envíe más tropas, ante la sospecha de que podría estar pensando hacerlo.
De acuerdo con estimaciones de Estados Unidos, Corea del Sur y Ucrania, este primer envío de tropas de Corea del Norte a Rusia fue de unos 12.000 soldados. A su vez, los servicios de inteligencia estadounidenses y surcoreanos sostienen que el país de Kim Jong-un le ha suministrado importantes cantidades de municiones a las tropas rusas.
Puede que este haya sido el factor determinante para que Biden cambiara de opinión, ya que hasta antes de la aprobación conocida este domingo se había mantenido opuesto a cualquier escalada que, en su opinión, pudiera llevar a Estados Unidos y otros aliados de la Alianza del Atlántico Norte a un conflicto directo con Rusia.
Y es que este último caso es uno de los escenarios posibles tras la arriesgada decisión de Washington.
«La decisión llegó demasiado tarde”
Zayra Badillo, analista internacional entrevistada por France 24, cree que no va a haber una escalada en el conflicto.
Lo anterior, ya que en el pasado Vladimir Putin ha dicho que se han cruzado líneas rojas -como lo es la aprobación de este domingo- sin un recrudecimiento significativo de la guerra.
Por su parte, Alex Plitsas, miembro senior del centro de pensamiento Atlantic Council, considera que “la historia dirá que la decisión llegó demasiado tarde”.
“Al igual que los ATACMS, HIMARS, los vehículos de combate Bradley, los tanques Abrams y los F-16. Todos ellos eran necesarios mucho antes», añadió Plitsas.
Lo que viene con Trump
De confirmarse, la decisión de Biden puede que sea el último gran esfuerzo del mandatario para ratificar su apoyo a Ucrania justo antes del regreso de Donald Trump a la oficina oval, quien ha prometido acabar con la guerra en suelo ucraniano.
En enero, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, llegará por segunda vez a tomar las riendas de la Casa Blanca. Durante toda su campaña presidencial dejó claro su deseo de que la guerra de Rusia en Ucrania termine. Sin embargo, eludió las preguntas sobre si quería que Kiev, aliado hasta ahora de Washington, saliera vencedora.
Durante la carrera presidencial, Trump también criticó a la Administración de su predecesor por haber otorgado a Ucrania decenas de miles de millones de dólares en ayuda.
Por esta y otras razones más, la victoria electoral del republicano suscita temores dentro de los aliados internacionales ucranianos en torno a cualquier acuerdo apresurado intervenido por Trump para un fin del conflicto que pueda beneficiar a Vladimir Putin.
Aún no está claro si a su regreso el presidente electo revierta la decisión de Biden. A pesar de que Trump no se ha pronunciado sobre el asunto, uno de sus asesores de política exterior más cercanos, Richard Grenell, criticó la aprobación de Biden.
«Están intensificando las guerras antes de dejar el cargo», dijo Grenell en una publicación en X en respuesta a la noticia.
Desde la victoria del magnate, el pasado 5 de noviembre, altos funcionarios de la Administración de Biden han hecho énfasis en repetidas ocasiones en que utilizarán el tiempo restante para garantizar que Ucrania pueda luchar eficazmente el próximo año o negociar la paz con Moscú desde una “posición de fuerza”. (France 24)