El pueblo está pagando por la inconsciencia del presidente

28 mayo 2016 | Economía

2015-07-23T134147Z_1307366047_GF10000167041_RTRMADP_3_VENEZUELA-MOTHERS1-900x600 “Mi hijo come lo que haya y si no hay no podemos hacer nada”, responde una mujer que desde las 6:00 de la mañana está en una cola del Plansuarez de El Cafetal, con la intención de comprar los alimentos que más necesita: Arroz, azúcar, leche, harina de maíz y pasta. A las 12:30 del mediodía ya era la tercera en la cola para entrar al local y ver que conseguía.

“En mi casa somos cuatro personas y trabajamos dos, los otros son nuestros hijos. Tenemos un niño de 6 años y otro de 17 años”, dijo la dama. Su familia ha pasado al menos un mes comiendo solo granos porque es lo que ha conseguido en los supermercados, pero lo que puede comprar no es suficiente y comen dos o una sola vez al día. El niño de seis años también debe ajustarse.

A lo largo de las colas todos viven historias parecidas. “No se consigue nada. Uno está desde temprano y no se encuentra nada”, con frases similares inician casi todas las conversaciones entre compradores que esperan lo más pacientemente que el hambre les permite. “En mi casa comemos dos veces al día. El desayuno a media mañana y en la tardecita la cena. Si hay harina de maíz comemos arepa en las dos comidas”, contó a El Nacional una consumidora de la tercera edad mientras hacía cola en las afueras del Luvebras de La Florida.

“Estamos como el pajarito. Nos dicen que en tal sitio hay una cosa y vamos, uno llega y ya se acabó. Vamos saltando de lado a lado”, agregó. Ya estaba cansada, se había parado a la 1:00 de la madrugada para llegar temprano a la cola. Su compañera añadió que ahora viven allí, fuera de supermercados esperando que llegue algo. “Nos traemos el desayuno y el almuerzo, si es que lo tenemos”, dijo. A su alrededor la gente estaba impaciente, eran las 11:30 de la mañana y lo único que muchos habían podido comprar eran cuatro botellas de agua de litro y medio en 15 bolívares cada una.

“Si no es yuca, es plátano y sino papa. Un kilo de yuca no alcanza para una familia de seis“, expresó una ama de casa sobre las comidas que hacen en su hogar. “El pueblo está pagando por la inconsciencia del presidente. Sí, estamos pobres, pero estamos pobres gracias a él que no produce. Para él todo es pedir y no dar”, exclamó una joven delante de ella.

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