¿Qué de malo puede tener vivir encerrado en una embajada como asilado?
¿Verdad que estar asilado en una sede diplomática no parece algo tan malo?
Sobre todo si se compara con la situación de los otros presos por motivos políticos.
A los otros presos políticos en Venezuela los meten en calabozos inmundos los golpean y los torturan muchas veces hasta matarlos.
En cambio, en las sedes diplomáticas no les meten corrientazos, ni le ponen bolsas de plastico en la cabeza para que se asfixen ni cosas por el estilo.
De plano son detalles que -a simple vista- no tienen comparación.
Pero no es así del todo, porque la verdad es que en ambos casos están privados de libertad.
Decir que ambos sufren el aislamiento personal y social, que ambos anhelan abrazar a sus familias y amigos, que extrañan sus rutinas, todo eso no es más que una inútil reiteración.
La soledad es la compañera constante de sus vidas, una soledad altiva, eso sí, sin claudicaciones, pero soledad y aislamiento al fin.
Ni el preso ni el asilado pueden salir de la cárcel o de la embajada libremente.
Sus horas de vigilia suman el doble o el triple que sus horas de descanso por las noches.
El preso está bajo custodia de los esbirros, soplones y agentes de seguridad, mientras que el asilado está bajo la protección del país que le concedió el asilo.
Tanto los presos como los asilados están sujetos a severas restricciones en cuanto a su comunicación con el mundo exterior, sus visitas y sus actividades.
El preso político está privado de libertad porque ha sido acusado de haber cometido algún supuesto delito, cuando la verdad es por disentir del régimen.
El asilado está privado de libertad porque es un perseguido por los mismos motivos: sus opiniones políticas.
El preso es un ciudadano del país en el que está detenido.
El asilado es un ciudadano extranjero que ha solicitado y obtenido protección del país que le da cobijo en su embajada.
La privación de libertad del preso deberia tener una duración determinada, si es que se establece una sentencia condenatoria o, mejor aún, si es derrotada la dictadura.
La privación de libertad del asilado no tiene una duración determinada y puede durar hasta que el asilado pueda salir de forma segura, lo que sucedería igualmente, si es derrotada la dictadura.
En resumen: si sumamos y restamos un poco, al margen del sitio de reclusión, veremos que preso es preso, así sea en una jaula de oro.