Los gobiernos ilegítimos suelen mantenerse en el poder por varias razones: Primero, usan la represión para silenciar a sus opositores. Ejercen control sobre el Ejército y la policía, empleando la fuerza para evitar protestas y disidencias. Por ejemplo, en Myanmar, el gobierno militar ilegítimo reprime violentamente las protestas de la población que exige democracia.
Otra razón es el control de la información y la educación. Los gobiernos ilegítimos limitan la libertad de prensa y manipulan los medios para mostrar una realidad que favorece su imagen. En Corea del Norte, el régimen controla todos los medios, impidiendo que la población conozca otras opiniones o realidades, manteniendo el poder mediante la desinformación.
El apoyo internacional es otro factor importante. Algunos gobiernos ilegítimos reciben respaldo de otros países debido a intereses económicos o estratégicos. Por ejemplo, Venezuela cuenta con el apoyo de países como Rusia y China, que tienen intereses en sus recursos energéticos, lo que le da recursos y estabilidad para mantenerse a pesar de la oposición interna.
Finalmente, la falta de organización y el miedo de la población dificultan el cambio. En muchos casos, el temor a la represión y la desconfianza en que las protestas generen un cambio real llevan a que la gente acepte la situación. En Zimbabue, bajo el régimen de Mugabe, el miedo y la represión hicieron que muchos prefirieran no actuar.
Los gobiernos ilegítimos se mantienen mediante la represión, el control de la información, el apoyo internacional y el temor de la población. Estos factores permiten que estos gobiernos se sostengan a pesar de no contar con la aceptación de sus ciudadanos.