He visitado Buenos Aires con frecuencia y siempre me ha interesado esta solariega y agitada urbe. Está incrustada en una nación henchida de contrastes sociales originados por situaciones políticas que datan del siglo pasado y recorren sus rincones e influyen en el quehacer diario de su población. No obstante, es una ciudad señorial, noble, grata, con un toque europeo que sobresale a leguas. Su topografía plana, la calidez del porteño y sus amenos espacios, permiten disfrutarla en todas su extensión.
Hay varias razones por las cuales pasear por Buenos Aires se convierte en un placer indescriptible que da al caminante, porque a pie es como mejor se aprecia, una sensación agradable, de sosiego y bienestar.
1.Es una ciudad que se acuesta tarde. Muchos restaurantes cierran sus puertas a las 4 de la tarde, por lo que se puede echar una siestecita hasta que la luna esparce sus primeras ráfagas de luz y, luego, al caer la noche, levantarse para andar de un lugar a otro aunque sea sin rumbo fijo y, entretenerse por las amplias avenidas y placenteras calles que la conforman. La 9 de julio, Santa Fe, Córdoba, Florida, Corrientes, entre muchas, transforman a la ciudad en un paseo inenarable que podría concluir en uno de los tantos ambientes atractivos que congrega.
2. Es una ciudad que suena a tango. Cuando menos se espera, surge en algún rincón bonaerense este baile en pareja que irradia una sensualidad contagiosa. El Cafè Tortoni, el mas antiguo de la Capital, y Mi Viejo Almacén, son lugares donde se valora en su justa medida el tango profesional. Mientras que en La Catedral del Tango se encuentra un sitio de aficionados que se abrazan y balancean al ritmo de una milonga. En el popular Boulevard Florida no es extraño presenciar un baile de tango por artistas que ofrecen su arte en la calle. En una esquina en Palermo, en un bar arrabalero, milongueros y tangueros se agolpan con el propósito de improvisar, al compas de las notas vivas de una guitarra y el siempre presente bandoneón, composiciones musicales emparentadas con el tango.
3. Es una ciudad que huele a pastelería. Un desayuno integrado por 3 medias lunas y un afable cafecito es una costumbre argentina que merece experimentar. Cuando la tarde se va ocultando, los ambientes de la capital argentina se van impregnando de un olor muy característico que se identifica con las incomparables “facturas”, denominación estrechamente vinculada con los dulces. Deleitar una o, en su lugar, algún «gelato» independientemente de la hora, constituye uno de los ritos porteños digno de admirar.
4. Es una ciudad con sabor a vino. No creo que en Amèrica Latina haya una metrópoli en cuyo seno se le rinda una reverencia exagerada al vino como en Buenos Aires. Tarde o temprano, habrá que toparse con una copa de vino. Siempre surge una excusa para saborearlo: un encuentro furtivo, una reunión de trabajo, una conversación importante, una inspiracion poética, un silencio para callar un sufrimiento o una charla desprovista de contenido serio, sin duda, frente a una copa de vino adquiere rasgos relevantes. Si se trata de una noche de aquellas que no se igualan, con mayor razón el vino se hace imprescindible. Un Malbec o en su defecto, un vino peleón o atabernado, enciende la lumbre del pensamiento.
5. Es una ciudad con aroma de carne. “La carne llama”. Esta frase, si bien tiene una connotación lujuriosa, en Buenos Aires esta también relacionada con el saber comer. Al argentino se le asocia con el «asado» al que se le rinde pleitesía. Para disfrutarlo no se requiere una logística tan sofisticada. Obreros de la construcción pueden suspender sus funciones y en su hora de almuerzo, en plena acera, aventurarse, sin mucha parafernalia a preparar el precioso manjar. En cualquier recoveco de la capital se puede comer un llamativo bife de chorizo, un inigualable bife de lomo, o simplemente un pastel de lomo.
6. Es una ciudad culta y cultivada. Aprovechar un trayecto para charlar con un taxista o una taxista, porque las hay, y muchas, es un buen termómetro para indagar sobre los entretelones que no publican los tours turísticos. Es un artificio a utilizar para lograr un objetivo que sólo la persona que está permanentemente en las calles podría dar señales claras y precisas. Por otra parte, es admirable la facilidad con que un argentino, con sólidos argumentos, trata de imponer su punto de vista sobre un tema. Si lo domina, mejor. Le gusta discurrir y controvertir para, por todos los medios y de manera educada, someter a su interlocutor o al menos, arrimar la verdad a su favor. Razón tenía Facundo Cabral al decir que “el argentino es una persona que a toda solución le encuentra un problema”.
7. Es una ciudad teatral, telenovelesca y cinematográfica. La cultura, en toda la extensión de la palabra, vibra por doquier y se distingue por los innumerables teatros que se consiguen a lo largo y ancho de la ciudad. Existe una constante y permanente innovación de técnicas y movimientos teatrales, lo cual permite al turista regocijarse de obras de diversa índole y para todos los gustos. Hasta en las calles aparecen teatros portátiles, como en Florida, e incluso, en casas privadas con no mas de 30 sillas y una rudimentaria tarima como escenario, la persona puede pasar un simpático momento de esparcimiento. Eso sí, se requiere un baqueano fogueado como guia ya que las casas no poseen nombres que las identifiquen como teatros . Las telenovelas y películas argentinas reflejan con exactitud la cotidianidad del país, con sus expresiones populares, su manera atropellada de plantear o discutir un tema y la excelente actuación de los protagonistas en situaciones de la vida rutinaria, mundana, habitual, de interacción social, de conflictos familiares y sus eventuales soluciones de controversias.
8. Es una ciudad de Cafés. Miles de cafés se ubican en las Avenidas y Calles. En cada esquina hay un café-bar, muchos de ellos se extienden sobre la acera y le inyectan al ambiente porteño un aire familiar mediante el contacto con los peatones que circulan sin cesar… y unos cuantos en tropel. Es una obligación hacer un alto en la labor diaria y entrar en un Café, ubicarse lo más cerca posible en los grandes ventanales que dan hacia las calles y ser participe del día a día de la bulliciosa ciudad. Es grato mirar a las porteñas con largas cabelleras, no muy arregladas pero con un porte sugestivo, desenvueltas, con soltura agradable que irradian un aspecto de distinción y elegancia.
9. Es una ciudad con ambiente político. Conversar acerca de asuntos políticos nacionales e internacionales en una esquina es muy normal. El porteño se cree ducho en la materia y trata por todos los medios, de una manera educada aunque apresurada a veces, de intervenir y doblegar a su interlocutor. Recientemente se ha notado una creciente participación del ciudadano común en la política venezolana, algunos a favor otros en contra, debido al contacto tan estrecho que en los últimos años se ha tenido con venezolanos o a través de los medios de comunicación .
10.Es una ciudad de tradición deportiva. A veces la afición raya en fanatismo No hay argentino que desconozca el arte del balompié. Algunos van por el Boca Junior, otros, por el River Plate, los eternos rivales. A nivel internacional dos personajes se destacan, Maradona y Messi, el líder clave para que Argentina se trajera la copa del mundial de football 2023. Hoy en día son leyendas que salen a relucir en cualquier charla. El Tenis no se queda atrás. Unos cuantos han llegado a la cima de la popularidad a nivel de los Grandes.
11.Es una ciudad de atractivos jardines. Esta rodeada de inmensos y cuidadosos parques, como el de Palermo o Barracas, cerca del espectacular Barrio Chino. Algunos con bellos lagos, en los cuales a cualquier hora del dia se pueden visitar. Durante las estaciones frescas o calurosas los picnics abundan y la vista se puede recrear al observar personajes de diversos tipos acostados en la grama, recostados de un árbol, conversando o entregándose a los deliciosos placeres sensuales.
12.Es una ciudad de seductoras edificaciones, museos y librerías. Su obra arquitectónica incluye edificios del siglo XIX que se han convertido en sitios turísticos por excelencia como el Teatro Colon, el cementerio de Recoleta y centros comerciales aderezados de tiendas y restaurantes. Existen librerías fusionadas con Cafes en las cuales se puede leer un libro acompañado de una copa de vino. El Ateneo por ejemplo, es un teatro transformado en librería. El turista puede solazarse en uno de sus balcones y observar el teatro en todo su esplendor y al mismo tiempo, leer un buen libro. Si el apetito llega en cualquier momento, se puede satisfacer ya que también se ofrecen platos combinados y rápidos. El Museo del Tango, es otro espacio en el cual, más allá de presenciar un show, se puede hacer un tour para llegar a conocer la historia del típico baile del país.
13.Es una ciudad de gustosa gastronomía. Cualquier capricho culinario es bien recibido en Buenos Aires. No solo de carne vive el argentino. Se puede encontrar una variedad de culturas en su vida gastronómica a causa de los movimientos migratorios provenientes de países vecinos, Europa, y Asia, estos últimos a partir del siglo XIX, particularmente, la italiana. El incomparable Barrio Chino por dónde transitan cientos de turistas diariamente, el continente asiático está altamente representado a través de restaurantes chinos por supuesto, indios, japoneses y coreanos.