Margareth Baduel, hija del fallecido general Raúl Isaías Baduel, denunció un nuevo hecho de hostigamiento y amenaza ocurrido la noche del sábado 11 de octubre, cuando hombres armados irrumpieron en su residencia en El Llanito, Caracas, y sabotearon su vehículo personal.
En un video difundido en sus redes sociales, la activista relató que los sujetos amenazaron con armas de fuego al personal de vigilancia del edificio para ingresar al estacionamiento. Una vez dentro, forzaron la tapa del surtidor de gasolina de su vehículo e introdujeron una sustancia desconocida.
“Según el testimonio del vigilante, los ocupantes de dicho vehículo lo amenazaron para ingresar y llegar hasta el sótano donde estaciono. Allí violentan la seguridad de la tapa del surtidor de gasolina e introducen una mezcla de sustancia desconocida”, contó Margareth Baduel, quien forma parte del Comité de Familiares de Presos Políticos.
El vehículo implicado, una Jeep Cherokee color arena, placas AE740TH, fue visto por los vecinos huyendo del lugar minutos después del ataque.
Margareth Baduel reclama falta de respuesta de las autoridades
Baduel aseguró que tras el incidente acudió al Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) de El Llanito, pero los funcionarios se negaron a recibir su denuncia, alegando que “no había delito alguno”.
Ante esta negativa, la activista acudió el 15 de octubre al Ministerio Público, donde finalmente pudo presentar la denuncia formal y solicitar medidas de protección.
“Mientras tanto, mi integridad está amenazada. Exijo y recuerdo que es el Estado venezolano quien debe garantizar mis derechos y los de mi familia”, expresó Baduel.
No es la primera vez que la defensora de derechos humanos es víctima de agresiones o actos de intimidación. El pasado 19 de septiembre, tras participar en una protesta por la justicia y la libertad de los presos políticos, detectó un dispositivo sospechoso colocado debajo de su vehículo.
En ese momento, los funcionarios policiales presentes no levantaron un acta ni ofrecieron explicación sobre la naturaleza del aparato, denunció.
Baduel ha alertado en reiteradas ocasiones que su familia es objeto de vigilancia constante, tanto en su residencia como en sus desplazamientos, mediante seguimientos por vehículos y motocicletas sin identificación.
“Ser Baduel no es un delito. Ser Baduel es tener el valor de no rendirse ante la impunidad”, afirmó la activista, quien aseguró que continuará denunciando y defendiendo los derechos de los presos políticos pese a las amenazas. (EN)








