El padre Luis Ugalde, s.j., presentó este sábado un escenario político que recordó lo ocurrido en Venezuela durante la transición hacia la democracia en 1958 y el rol que jugó la figura de Wolfgang Larrazábal, el vicealmirante que ocupó la presidencia de la República una vez derrocada la dictadura perezjimenizta, y que condujo al sistema político hacia una democracia.
La consideración la hizo en el foro que realizó la Fundación Espacio Abierto que dirige Luis Manuel Esculpi.
Anunció que se iba a referir a un escenario, de varios posibles, y que tituló Larrazábal II, pero comenzó precisando su evaluación del momento que vive Venezuela: “En el último mes el Ejecutivo ha acentuado su voluntad y carácter dictatorial. Para mí esto es indiscutible. Nuestra Constitución es democrática, y la voluntad y el carácter del gobierno es dictatorial. Eso no tiene mucha duda, y ha cerrado todas las puertas a una posible salida electoral, y al indispensable cambio económico-social y político para frenar la desesperante emergencia nacional actual y recuperar la democracia”.
Larrazábal II, dijo Ugalde, tomaría “la responsabilidad del Ejecutivo nacional y la Presidencia y proclamaría ante el país un gobierno de transición y de unidad nacional; obligado por la grave y creciente emergencia y dictadura; una dictadura cerrada a todo cambio; que la población considera absolutamente necesarios”.
Seguidamente, Ugalde improvisó lo que diría el mensaje de este Larrazábal II:
“Nosotros nos vemos obligados a tomar el poder Ejecutivo ante la gravísima situación de la población: falta de medicinas, comida, seguridad ciudadana, inflación, corrupción y la radical negación del gobierno dictatorial a poner soluciones. Somos un gobierno plural; de salvación nacional, para responder de inmediato a la tragedia humanitaria y recuperar la democracia plural, y establecer las bases y acuerdos sólidos con los empresarios, para impulsar una economía productiva, con compromiso social; con fuerte y sostenida inversión privada nacional e internacional, y unos programas sociales de emergencia inmediata”.
Dijo Ugalde que este Larrazábal II adoptaría las siguientes medidas:
1.- Preparar elecciones con nuevo CNE para fines de 2017.
2.- Libertad inmediata de 80 presos políticos y creación de una comisión mixta de derechos humanos, para abordar de inmediato, y decidir los casos de los demás presos políticos pendientes.
3.- Apertura inmediata y amplia a la ayuda humanitaria en salud, alimentación y gestión con los países y organismos internacionales. Agregó que, al mismo tiempo, se formarían organizaciones solidarias de la sociedad y empresas para la distribución suficiente, transparente y equitativa.
4- Creación de un equipo de trabajo con fuerte presencia de los sectores productivos privados para una rápida reactivación del aparato productivo .
5.- Reconocimiento pleno de la AN; elegida en diciembre de 2015, y apertura del diálogo y colaboración efectiva entre el Ejecutivo y el Legislativo en orden a la democratización del país y los cambios necesarios en los poderes judicial y electoral.
6.- Explicitación y activación de políticas sociales urgentes y duraderas.
7.- Inmediata negociación, para abrir el país a la solidaridad internacional. Apoyo de los gobiernos y de los multilaterales para refinanciación de la deuda y para préstamos por el orden de los 40 ó 50 mil millones de dólares.
8.- Unificación cambiaria. Revisión del gasto público y puesta inmediata en práctica de audaces políticas compensatorias, para los sectores más necesitados.
9.- Recuperación inmediata del sector educativo, con refuerzo de los educadores con criterios democráticos, plurales, sin imposiciones ideológicas dictatoriales.
10.- Seguridad ciudadana con recuperación del control de las armas por parte del gobierno, y una nueva y activa conciencia de reconciliación, defensa de la vida; con estímulos y sanciones coherentes.
Aquí se permitió un paréntesis, y le preguntó a la audiencia que cuánto duraría un Presidente proveniente de la sociedad civil, un Henrique Capriles, un Leopoldo López, una vez adoptadas este conjunto de decisiones sin el apoyo de las Fuerzas Armadas. Respondió que lo máximo que duraría sería unos tres meses y que en esto iba, precisamente, este escenario de Larrazábal II; puesto que no necesariamente éste era un militar; que podía ser un civil, sólo que si no estaban los militares no había nada que hacer.
De paso, hizo la salvedad de que él no era militarista; pero que en estas circunstancias de una dictadura militar, que es la que tenemos, si no hay resquebrajamiento en el mundo militar y voluntad decidida de restablecer la democracia, según su creencia, iba a ser muy difícil lograr una solución a los problemas del país, y que, por si quedaba alguna duda, el gobierno ha bloqueado todas las salidas democráticas.
Consideró muy importante preguntarse: ¿dónde está ese militar? Lo que lo llevó a remontarse al año de 1957 cuando entonces Wolfgang Larrazábal no estaba en ninguna parte ni tenía ningún mérito especial y, sin embargo, dirigió la transición democrática.
“Segundo, una cosa es que yo demócrata en 1957-58, negocie con el militar Pérez Jiménez, y otra cosa es que cuando aparece este otro militar que quiere un cambio democrático, yo AD, Copei, URD negocie con él. Porque se trata de un militar, empeñado en restablecer la democracia y necesita nuestra ayuda”,
Finalizó con lo que llamó dos notas:
1.- Necesidad de preparar no solo elecciones presidenciales sino regionales y locales. Este gobierno en la primera alocución tendría que decir que quedan convocadas las elecciones presidenciales y regionales bajo la preparación de un nuevo CNE.
2.- Necesidad de un pacto democrático entre las organizaciones, candidatos y partidos competidores para después de las elecciones, a la manera de la experiencia que se tuvo con el Pacto de Punto Fijo.
No se mostró muy optimista frente al futuro inmediato; pues a su juicio Venezuela necesita más de un año para recuperarse; que hace falta un gobierno democrático sustentado en un pacto y un programa de gobernabilidad, gane quien gane. Como también se mostró en desacuerdo con la realización de una Asamblea Constituyente; la cual, a su parecer, en las circunstancias actuales no pasaría de ser “un torneo de discursos a lo Escarrá”.
A ese respecto Ugalde manifestó que nuestro problema no tiene que ver con la Constitución; como sí con el Ejecutivo, a propósito de la forma de ejecutar las políticas; que la población no está por escuchar un torneo de discursos pletóricos, llenos de buena voluntad; sino que Larrazábal II, una vez posesionado de la presidencia de la República, abra las fronteras, para que comience a llegar la ayuda humanitaria y social: un cambio de posguerra psicológico y espiritual.
Para Ugalde en ese gobierno de unidad nacional tiene que haber gente del chavismo pues lo otro, esto es, la exclusión a su modo de ver sería contraproducente.