Los fanáticos de la Vinotinto cumplieron, Bocha Batista no

10 septiembre 2025 | Deportes, Sociedad

«Fue una masacre». «Hubo jugadores, no hubo técnico». «Eso parecía un partido en la calle sin ningún tipo de estrategia». «Teníamos solo 20% de probabilidades de perder el repechaje… Y lo perdimos». «Será para dentro de cuatro años».

La decepción, la rabia y la impotencia son palpables en los rostros de los fanáticos de la Vinotinto: Venezuela quedó una vez más fuera del Mundial de fúbtol, el único país suramericano que nunca ha clasificado al torneo. Con una goleada de 6-3 contra Colombia en casa y con Bolivia venciendo 1-0 a Brasil, la responsabilidad, dice la fanaticada, recae en el técnico de la selección: el argentino Fernando Batista.

“Decepción, ¿qué más puedo decir? Pero, a mí pensar, Bocha tiene que salir. Desde hace rato, en el juego contra Uruguay ya debió irse. Era para que hiciera más con todo lo que tenemos. Uruguay venía con 14 titulares menos, jugando en Maturín y no le pudimos ganar a ese Uruguay B. Si hubiéramos ganado allí, no estuviésemos sufriendo ahorita”, comenta Ramsés Barroso, 25 años.

Algunos lloran mientras se abrazan en la plaza Alfredo Sadel de Las Mercedes donde, al finalizar el juego, solo queda basura en el suelo y desencanto. El silencio reina entre los que se retiran del lugar, algunos con el teléfono en la mano esperaban conocer si había milagro en El Alto y la Brasil de Carlo Ancelotti obraba un milagro de último minuto. No ocurrió.

“Era como ver un juego en la calle, no había técnico. El marcador 5-3, faltan 30 minutos ¿y vas a meter a tres delanteros a qué? ¿A matarte? No. Esperemos de aquí a 2030”, añade Barroso. No es el único fanático de la Vinotinto que cree que la responsabilidad es del argentino de 55 años de edad.

Otros, como él, descargan su rabia comentando que, tras el primer tiempo, el técnico debió darle descanso a los jugadores de su once ideal que, exhaustos, ya no podían más. “Lo que pienso del Bocha Batista es que si tiene dignidad, tiene que entregar la renuncia. Venezuela no tiene equipo para jugar tan mal, podemos jugar mucho mejor. Bocha no tiene perdón de Dios”, sentencia Alfredo Rodríguez, de 33 años.

AMDEP3105. MATURÍN (VENEZUELA), 09/09/2025.- Jugadores de Venezuela reaccionan este martes, al final de un partido por las eliminatorias a la Copa Mundial 2026 entre Venezuela y Colombia en el estadio Monumental de Maturín, en Maturín (Venezuela). EFE/ Ronald Peña R

Para él no hay dudas: en las próximas eliminatorias, como la mayoría de los fanáticos de la Vinotinto, va a apoyar al equipo. Sin embargo, no niega que esta derrota, tan cerca de concretar el sueño mundialista, es difícil de asimilar. “Salomón Rondón merecía jugar el Mundial, Romo y Rincón también. ¿Con qué cara uno le dice a esa gente después de tanto que han sudado que no van para el mundial porque un argentino no sabe hacer su trabajo?”.

Venezuela inició bien el partido. Había fe entre los fanáticos . Sin embargo, antes del descanso, con un empate a 2, cuatro minutos agregados y Bolivia anotando el único gol del encuentro, el panorama se complicó. Ese era el momento, según Luis León, de 26 años, de hacer cambios.

“Uno esperaba algo más. Al momento en que tú empiezas a recibir goles en los últimos minutos del primer tiempo, tienes que hacer unos cambios. Era necesario. En el mediocampo todos estaban exhaustos, sobre todo Eduard Bello y Telasco Segovia, que estaban jugando muy bien. Necesitaban un cambio, no lo hicieron y aprovecharon esos espacios para hacer los goles”, analiza.

La decepción por no haber logrado la meta es enorme. “Había 10 resultados posibles, solo tenían que darse 2 resultados para quedar afuera y se dio uno de los dos. Imagina: 20% de las oportunidades era para perder y se dieron. Es inaudito. Estoy sorprendido”, añade.

Los fanáticos de la Vinotinto sufren de nuevo

«Hoy nos vestimos de gala, la decisión es nuestra: apoyar a la Vinotinto», decía el presentador en la tarima en la plaza Diego Ibarra antes de que sonara «A mi papá» de Tito Rojas. Faltaban 30 minutos para el inicio del juego y algunos fanáticos comenzaban a reunirse. Entre stands de marcas reconocidas otorgando premios, a medida que se acercaba la hora, la plaza se hacía pequeña para tanga gente.

Jesús Aguilar, de 11 años de edad, acudió a la cita con la camiseta con el dorsal 23 de Salomón Rondón. “Vengo con mi papá y mi mamá. Tengo miedo, no sé si vamos a ganar o perder, pero yo siento que hoy vamos a ganar. Siempre voy a apoyar a la Vinotinto”, comentaba. Aguilar, al igual que otros fanáticos, recordaba con una sonrisa la goleada 3-0 contra Chile: si el equipo fue capaz de eso, las esperanzas de vencer a Colombia existían.

Los nervios crecían en el ambiente mientras las familias llegaban al punto de encuentro antes del juego, fieles a la selección. Algunos en pareja, otros en grupo, incluso hubo quienes acudieron con sus mascotas.

René Cacua, de 35 años, acudió por primera vez con sus hijas a la plaza. No se trataba de cualquier partido: Venezuela se jugaba el puesto de repechaje contra Colombia. Ubicada en la séptima posición de la tabla con 17 unidades, necesitaba ganar para mantener su cupo en una fecha en la que Bolivia, en El Alto, se disputaba también su última oportunidad ante Brasil.

“Tenemos fe que la Vinotinto saldrá con todo para poder ir al Mundial. Es demasiado bonito venir y distraer la mente antes del juego. Las eliminatorias han sido bastante difíciles porque todos los equipos son fuertes. Lo que ha hecho la Vinotinto ha sido luchar por llegar al repechaje. Siempre seré Vinotinto porque siempre seré venezolano y estoy orgulloso de este país”.

Era un juego de todo o nada y algunos de los fanáticos, los más jóvenes, pasaban el tiempo y los nervios jugando un partido informal con un pequeño balón en el espacio lateral de la plaza. A sólo cinco minutos de que empezara a rodar la pelota, el Estadio Monumental de Maturín, como la Plaza la Juventud de Bellas Artes, estaban a reventar.

Con césped artificial, rayuelas vinotinto, gradas improvisadas y una pantalla gigante, los fanáticos cumplieron. Ondearon incluso sus banderas durante el himno nacional y aplaudieron de pie. Cuando se anunció el once de Batista, la fe aumentó.

No había forma de perder si en la cancha estaban Salomón Rondón, Yefferson Soteldo, Telasco Segovia, Rafael Romo, Nahuel Ferraresi o ‘El Brujo’ Martínez. En las calles, las plazas, las salas de cine y los hogares, todos juntos vieron el abrazo de la Vinotinto antes de comenzar el juego. Expectantes, nerviosos y emocionados, los fanáticos aplaudieron sentados en la grama artificial colocada en la plaza.

La Vinotinto con goles de humo y fuego

Con el inicio del juego, la tarima botó fuego y humo: comenzó el partido más importante de Venezuela. Pasó sólo un minuto cuando Eduard Bello termina en el suelo, los fanáticos abuchearon. Algunos gritaban los apellidos de sus jugadores predilectos. A los dos minutos, con el primer gol de Telasco Segovia con asistencia de Salomón Rondón, los fanáticos enloquecieron. Todos de pie ovacionaron, lloraron y se abrazaron. Venezuela comenzó por todo lo alto.

Aunque la transmisión tenía algunas fallas, los fanáticos aplaudían y se emocionaban cuando el balón se acercaba a la portería de los cafeteros. A los 10 minutos, Colombia empata. Los jugadores reclaman y las miradas se mantienen en la pantalla: Sánchez empujó a Nahuel Ferraresi para anotar.

En el 11:33 Venezuela responde con gol: Josef Martínez anota su tanto número 15 con la selección. La Vinotinto aseguraba, por los momentos, el repechaje. Cada vez que los pases de los cafeteros pasaban de largo, los fanáticos aplaudían. Mientras el juego transcurre, los más jóvenes se toman fotos sonriendo con sus uniformes de la selección.

Rafael Romo detiene un gol en el 17, jugada que se celebró en la plaza. 2-1, el marcador se mantiene. Al 23 se da otro tiro libre en favor de los venezolanos, mientras Bolivia y Brasil siguen empatados. El silencio reina a pesar de la multitud en el Monumental y en la plaza. En el 26, un pisotón en la mano del capitán colombiano James Rodríguez detiene el juego, luego se retoma.

Los fanáticos sentados levantan las manos quejándose cuando Rondón termina en el suelo en el 35. Comentaban entre ellos, se mantenían juntos y nerviosos. En el 37 un casi gol hace que el público se levante a celebrar. Por los momentos, Venezuela estaba logrando el objetivo: el repechaje… hasta que apareció Luis Suárez.

El empate 2-2 en el 41 marca el inicio del debacle y la decepción por el desempeño de los jugadores centrales. Se anuncia tiempo agregado de cuatro minutos y Batista no hace ningún cambio. Bajo las gradas de la plaza sonaron los tambores de la barra, mientras los primeros semblantes serios comenzaban a aparecer.

Escenario complicado que terminó en goleada

Antes de finalizar el primer tiempo el escenario se complicó con el primer (y único) gol de Bolivia. En la plaza Alfredo Sadel de Las Mercedes se colocaron dos pantallas. Julian Landaeta, de 15 años, consideraba que el panorama era tenso, pero una ligera sonrisa se asoma cuando recuerda, por ejemplo, el choque contra Brasil. “No tenía ni un poco de fe y logramos empatar”.

Se retomó el partido con la tensión y la expectativa al máximo. Brazos cruzados, gestos de preocupación y atención absoluta a las pantallas. «Vamos, vamos, vamos», gritaron algunos cuando el balón se acercaba a la portería. Luis Suárez anota el tercero para los cafeteros y la molestia de los fanáticos de la Vinotinto resulta palpable.
Será para 2030, decían decepcionados los seguidores de la selección | Foto Ezequiel Carías @ezevisual

Todos menos Magdalena Barbosa, de 65 años. Sigue caminando por los alrededores con camisas y bandanas del equipo. Desde hace muchos años se dedica a vender camisetas del equipo, a pesar de que Venezuela nunca ha clasificado al Mundial. “Hay que saber ganar y saber perder. Que gane el que tenga que ganar”, comenta con una sonrisa.

En el minutos 58 se desploma Venezuela con el cuarto tanto de Colombia: 4-2. No hay reacción, ni precisión, pero los fanáticos no se mueven. «Sacó un lateral para meter un delantero», comenta uno de los fanáticos cuando Jon Murillo entra por Eduard Bello.

5-2 es la catástrofe y en la plaza el público comienza a retirarse. «Tengo más fe en Ancelotti que en la Vinotinto», dice uno de los presentes. «Pero si Luis Suárez no juega, ¿cómo es que ahora lo pusieron a ganarnos?», comenta otro.

En el 75, Rondón logra el 3-5 y en la plaza Alfredo Sadel las cotufas, botellas y papeles volaron como parte de la celebración. Luego, en el 76 un casi gol de Venezuela aviva los ánimos hasta que, pocos segundos después, llega el sexto de Colombia.

6-3 y los fanáticos de la Vinotinto empiezan a hablar de paliza. «Ya no tienen chance», comentan. Bolivia sigue ganándole a Brasil. Soteldo lanza tiro libre, pero necesita de la ayuda de Brasil para mantener sus esperanzas. Aunque faltan minutos de juego, los fanáticos se van de la plaza. Tristes, con mucha rabia.

Algunos apoyan a Colombia. «Vamos, a cerrar con broche de oro duélale a quien le duela», se escucha a favor de los cafeteros. La fanaticada se aleja. «Lo importante es la participación», dicen algunos con resignación. Los más pequeños se van cabizbajos. El silencio sólo se ve quebrado cuando en las tarimas se le pide a los fanáticos no desistir en el apoyo para la Vinotinto: un abucheo por parte de los pocos presentes que quedan es lo único que se escucha. (EN)

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