Celestino Aponte.
Formando parte de nuestro ordinario ejercicio ciudadano cumplimos con la obligación de alertar a los venezolanos sobre la seria amenaza que se cierne sobre el país de cumplirse la farsa electoral convocada por el régimen de Nicolás Maduro para el venidero 06 de diciembre.
Advirtiendo de antemano que no somos abstencionistas ni guerreristas. Estamos persuadidos que la solución a la emergencia humanitaria compleja que afecta la nación venezolana y particularmente la crisis política debe ser democrática, no violenta, consensuada, incluyente y electoral. Es decir, no participamos ni creemos en soluciones golpistas ni en intervenciones militares extranjeras a pesar de tener plena conciencia del carácter dictatorial, inescrupuloso y cruel del desgobierno de Nicolás Maduro.
Más allá del hecho fraudulento que significa que el evento “electoral” en cuestión está regido por un CNE constituido por activistas a sueldo del régimen, designado ilegalmente por un TSJ ilegitimo por su origen y por su desempeño, con unas supuestas auditorías al hardware y al software electorales ejecutadas por “técnicos” del PSUV, sin la necesaria veeduría internacional, en un contexto de total censura y restricción de las libertades de expresión y prensa, con más de trescientos presos políticos, el liderazgo democrático perseguido y exiliado, los partidos políticos confiscados, usurpados sus símbolos y sus líderes naturales suplantados por afectos al régimen, están las gravísimas consecuencias políticas y sociales que arrastrará la mencionada farsa.
La primera de esas consecuencias es que se cierra el círculo antidemocratico y se consolida un régimen autocrático. Todos los poderes en una sola mano. La función contralora que la Constitución Nacional le otorga al parlamento, ya menguado por cierto, queda suprimida en los hechos y al considerarse en paralelo con la inconstitucional Ley Antibloqueo sancionada por ese parapeto que llaman ANC que permite al régimen desde contraer deudas ilegales, vender activos nacionales, privatizar empresas hasta entregar la soberanía nacional a empresas y países aliados del régimen es evidente que las prácticas corruptas y mafiosas consustanciales al desgobierno de Maduro se potenciarán en desmedro del país.
En segundo lugar, la mencionada farsa abre las puertas para la implantación del proyecto cubano. El Estado Comunal que viene implantando ilegalmente y contrariando a la Constitución Nacional el desgobierno. Acabando con el principio constitucional según el cual el Estado venezolano es federal y descentralizado, liquidando o minimizando al extremo a los poderes públicos municipales y estadales y transfiriendo competencias y recursos a las Comunas y al aparataje institucional que las conforman que no surgen del voto universal, directo y secreto sino de los Consejos Comunales y, además, no son autónomos sino que son tutelados por un Ministerio del gobierno central. Con la Asamblea Nacional en sus manos y con el parapeto ANC darían rango constitucional al conjunto de leyes –ilegales todas- que norman el “poder popular”. Más centralismo y menos democracia. O, mejor dicho, clausura definitiva de la democracia. Acabar con el único Poder Público Legítimo y con el gobierno interino es el despropósito de Maduro,
Sin duda alguna la farsa del 06 de diciembre, si llegara a consumarse, nos colocaría frente a un régimen antidemocrático y dictatorial sin control político. Con las manos sueltas para profundizar fechorías como la sistemática violación a los derechos humanos como ha sido demostrado, como la vulneración de los derechos laborales y la liquidación de los sindicatos, la persecución e ilegalización de los partidos políticos incluidos partidos afectos al régimen, deslegitimación de los gremios profesionales impidiendo las elecciones de sus directivos como lo ha venido haciendo impunemente, ahogar financieramente a las universidades nacionales e impedir las elecciones democráticas de sus autoridades, impedir la legalización de las ONG (s), profundizar la práctica de cierre de radio-emisoras, la censura, encarcelamiento y amedrentamiento a periodistas y, cuidado, podría llegar a la persecución de obispos y a la iglesia católica tal como ha sido advertido públicamente.
Una amenaza que merece cuidado y atención es la referida a la inestabilidad política y social. Es conocido por todos las dimensiones de la crisis humanitaria. Los sistemas de salud y educativo colapsados, los servicios públicos desde la recolección y disposición final de los desechos sólidos, agua potable y aguas servidas, transporte público, distribución de energía eléctrica hasta los bancarios deficitarios y de mala calidad. A lo cual se sum la hiperinflación y la destrucción del bolívar como unidad monetaria. Todo lo cual profundizará la pobreza, la miseria y el hambre. Y dado el hecho incontestable según el cual el régimen de Maduro es absoluta y totalmente incompetente es previsible que el descontento popular se desborde provocando no sólo inestabilidad política sino un avance mayor del proceso de anomia. La farsa electoral dejaría al desgobierno sin ningún mecanismo de control y sin una institución creíble y legitima como contrapeso.
Por estas y otras consideraciones que no abordamos por razones de espacio exhortamos a los venezolanos a dar la espalda al fraude y a desoír los demagógicos llamados a votar que hace el desgobierno y sus socios.
Ciudad Bolívar, 25 de noviembre de 2020.