A pesar de que el río Orinoco ha comenzado su descenso gradual de oeste a este, lo que ha llevado a que la cota en Ciudad Bolívar haya pasado de alerta roja a amarilla, las afectaciones por las inundaciones persisten y en algunos casos, se han agravado en zonas comerciales y residenciales cercanas al paseo Orinoco. La situación actual es compleja, ya que la disminución del nivel del río no se traduce inmediatamente en la desaparición del agua en las calles y viviendas, y parte de la responsabilidad recae en el gobierno regional que no tomó las previsiones correspondientes, pues en el 2018 que se llegó al mismo nivel de inundación la tragedia fue menor por la limpieza previa del sistema de drenajes y alcantarillado y las previsiones en la estación de Bombeo de la Alameda.
El Gobierno regional ha habilitado refugios para la población y adelanta un sistema de atención, mientras intenta achicar en lo posible los sectores inundados. Lamentablemente la falta de previsión previa, donde sin duda el gobernador ido Ángel Marcano y su equipo tienen mucha responsabilidad no ha facilitado el proceso. Como siempre los afectados son las decenas de familias que están perdiendo sus hogares y calidad de vida y los numerosos comerciantes del Paseo Orinoco que ya están sufriendo cuantiosas pérdidas.
Este trabajo es un llamado de alerta sobre una situación que sigue grave pero que ha perdido difusión. Gracias a la preocupación continua de varios colegas de medios de comunicación se acordó crear un frente de difusión para brindar relevancia a la crisis que sigue atravesando Ciudad Bolívar. Por ello el material gráfico y la información son compartidos en un esfuerzo comunicacional conjunto por brindar la voz de los medios a la tragedia de nuestros hermanos bolivarenses.
Afectaciones en las comunidades
Los sectores más golpeados durante la última semana son las zonas de La Alameda, Jardín Botánico, el Casco Histórico, La Toma, y especialmente el sector Merecure, donde por ejemplo en la calle Los Corrales, se mantienen gravemente afectados, con al menos 40 familias perjudicadas, con viviendas donde el agua llega hasta la mitad de las casas y en algunos casos hasta los propios techos.
La situación ha forzado a muchas familias a abandonar sus hogares para refugiarse en casas de vecinos, parientes o en albergues del gobierno. El caso de la calle Los Mangos del Barrio La Toma es emblemático, donde los residentes se ven obligados a usar canoas para desplazarse. Los vecinos reportan daños estructurales en sus viviendas, como el deterioro de pisos y paredes debido a la humedad.
Peligro de hurtos, serpientes y anguilas
Las inundaciones han provocado igualmente la pérdida de enseres y objetos de valor. Las personas que han sido desalojadas de sus casas, como Xiomara Ramos, se ven obligadas a regresar a la zona inundada para vigilar sus propiedades por temor a robos. Pues lamentablemente la vigilancia de la policía y otros organismos de seguridad es escasa cuando no inexistente. Además de la preocupación por los bienes materiales, los afectados, como Carlos Requena, reportan la presencia de animales peligrosos como culebras y tembladores en el agua, lo que aumenta el riesgo y el miedo a entrar en sus casas.
Los residentes de Merecure han reportado casos de dengue y gripe, y solicitan la realización de operativos sanitarios, lo que evidencia las precarias condiciones de salubridad en la que se encuentran debido a la mezcla del agua del río con aguas servidas.
Causas y respuesta gubernamental
Los vecinos consultados por la prensa local señalan que la situación se ha agravado por el colapso del sistema de recolección de aguas servidas. El agua del río se mezcla con aguas residuales, ingresando a las viviendas y comercios a través de las alcantarillas. Además, un sistema de rebombeo en La Alameda, vital para el drenaje de la zona, ha quedado fuera de funcionamiento y también se encuentra bajo las aguas.
El gobierno ha implementado un sistema de bombeo alterno, con el cual se logra expulsar 650 litros de agua por segundo en las áreas más afectadas, según afirman. Sin embargo, los comerciantes y residentes lo consideran insuficiente frente a la magnitud del problema. Un comerciante de la calle Venezuela ha expresado que las bombas de achique no dan abasto para contrarrestar el nivel del agua que entra por las alcantarillas, por lo que se han visto obligados a instalar sus propias bombas, levantar muros de inundación y trabajar continuamente para tratar de salvar la mayor parte posible de su mercancía de la invasión del Orinoco.
Comparación con la crecida de 2018
A diferencia de la crecida histórica de 2018, los afectados en la calle Los Corrales reportan mayores daños en 2025. Los vecinos argumentan que en 2018 se tomaron precauciones y se limpiaron los alcantarillados, lo que no sucedió en este año, lo que ha resultado en una afectación generalizada de la comunidad. Esta percepción se alinea con reportes de prensa que señalan la falta de mantenimiento de los drenajes como una de las causas de la gravedad de la situación actual.
Impacto económico
Comercios paralizados: La zona comercial de Ciudad Bolívar, especialmente las calles Venezuela, Caracas, Anzoátegui, Los Corrales y la avenida Bolívar, ha estado paralizada por la inundación. Los comerciantes como José Veracierta, han tenido que levantar muros y utilizar bombas para evitar que el agua dañe la mercancía, pero la situación es insostenible.
Pérdidas económicas: La Cámara de Comercio e Industrias tiene previsto realizar un censo para cuantificar las pérdidas económicas exactas que han dejado estas inundaciones, las cuales se prevé que sean significativas debido a la paralización de la actividad comercial.
Situación en Ciudad Guayana
A pesar del descenso en Ciudad Bolívar, la situación es diferente en Ciudad Guayana. Mientras que el Orinoco baja en la capital, sus niveles han aumentado en Puerto Ordaz, afectando al menos a siete nuevas familias en el sector La Grúa de San Félix.
Esto evidencia que el impacto de la crecida se desplaza a lo largo del río, manteniendo la alerta en otras zonas del estado Bolívar.
Diversos medios han reportado que al menos 10 comunidades en Ciudad Guayana se mantienen afectadas por la crecida del Orinoco, con la situación en el municipio Caroní en alerta amarilla. Cáritas ha activado la asistencia a cientos de familias en Ciudad Bolívar y otras localidades afectadas.
Aunque la vida sigue para todos, y para los no afectados de manera muy normal; la realidad es que la tragedia de las inusuales inundaciones de Ciudad Bolívar, Caicara, Puerto Ordaz y otras localidades ribereñas del río Padre sigue vigente y cobrando un lamentable saldo. El gobierno regional hace buenos intentos por paliar la situación, pero hay que decir que son insuficientes, hace falta más ayuda y unos planes de combate al problema que lamentablemente han brillado por su falta de efectividad. El gobierno Nacional, lamentablemente ha aportado poco a la salida de la tragedia. (Redacción – CNP 8235)
Nota final: El Correo Financiero agradece a los colegas Andrea Calma, Carlos Suniaga y a los demás que han aportado desinteresadamente material gráfico y testimonios para ayudar a producir este breve reportaje.











