Portachuelo
Los gobiernos y ciudadanos en una democracia están sujetos a la ley, porque son las leyes los que los hacen gobiernos y ciudadanos con derechos.
Burlar la Constitución y las leyes en la mayoría de las democracias latinoamericanas, se ha convertido en un ejercicio normal de gobernar. Ignorándose la natural, política y jurídica responsabilidad de que las acciones como gobierno deben regirse de conformidad con la Carta Magna y las leyes de la república.
En un Estado de Derecho funcional se garantiza a los ciudadanos un trato igual ante la ley. Nadie puede ser sancionado a menos que la quebrante o viole.
La ley es una declaración de voluntad soberana que manda, prohíbe o permite a los ciudadanos actuar en una sociedad libre y democrática. Su cumplimiento es obligatorio. La obediencia se obtiene por temor a la sanción. Tiene un contenido ético y de procedimiento. Es soberana y está por encima de toda autoridad; por tanto, el gobierno está por debajo de ella.
En Estados Unidos hay una cultura de legalidad muy firme donde se valora la ley. Lo que sin duda conlleva a sus nacionales a valorar la ética, la manera de actuar correctamente y de abordar distintas circunstancias que se les presenten. Prevalece “el imperio de la ley”
Los beneficios del “imperio de la ley” en USA son muchos. Por razones de espacio, y a título autocritico comparativo con las vulnerables democracias latinas, voy a referirme a las leyes norteamericanas que requieren de los ciudadanos una actuación ante la agencia de gobierno correspondiente cuando son objeto de cualquier tipo de discriminación laboral. A fin de que el Estado sustente y presente una demanda ante
el empleador en un tribunal. Pues las leyes federales prohíben la discriminación laboral por raza o color, origen nacional, sexo, edad (tener más de 40 años), religión, acoso sexual, por embarazo, discapacidad o datos genéticos.
Otro tipo de discriminación que se prohíbe en las leyes de Estadios Unidos, por ejemplo, el impedimento a cualquier ciudadano a alquilar o comprar una vivienda por razones de raza o color, religión, sexo o identidad de género, origen o nacionalidad, situación familiar (tener hijos) y discapacidad.
En fin, el ciudadano estadounidense esta empoderado por la ley para demandar a quienes le nieguen o violen sus derechos; incluyendo al propio Estado. Por ello, todas las personas naturales y jurídicas de esa sociedad son vigilantes del cumplimiento de las leyes y así evitan demandas en su contra por los afectados.
“Los estadounidenses son libres de estar en desacuerdo con la ley, pero no de desobedecerla”. John F. Kennedy
En la próxima edición abordaremos la séptima fortaleza de USA “Economía libre de mercado”. Estas fortalezas las mencionamos y analizamos con la intención de que los pueblos latinos puedan comparar el funcionamiento de sus sistemas con el de los Estados Unidos y se auto expliquen el por qué? del atraso social.
Elportachueloderene.blogspot.com Edición 1552
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