Solo en Monagas han emitido una orden sanitaria que prohíbe la venta del producto y en Anzoátegui sancionarán a los expendedores
Además de Monagas, donde la Contraloría Sanitaria emitió una orden para prohibir la venta de la yuca amarga en mercados ambulantes y pidió a la Fiscalía investigar las muertes ocasionadas por la ingesta de ese tipo de tubérculo, en el resto del país no ha habido acciones reales para impedir que la población de escasos recursos lo adquiera creyendo que se trata de la yuca dulce tradicional.
Hace pocas semanas Héctor Chaurán, contralor sanitario de Monagas, recordó que la orden sigue vigente y pidió apoyo a la GNB para que haga inspecciones en los mercados. La medida obliga a los mayoristas a presentar una factura por la compra del tubérculo y si no la tiene se le decomisa la mercancía.
En Anzoátegui, el director de Salud Pública informó que activarán un programa de orientación en las comunidades rurales, además que sancionarán a los expendedores sin permisología; no obstante, siguen apareciendo víctimas.
Gran parte de la población aún desconoce las diferencias con la yuca dulce. Los afectados –algunos indígenas– superan los 200 en todo el país y son de Monagas, Zulia, Anzoátegui, Sucre, Cojedes, Trujillo y Caracas.
Desde julio de 2016, cuando se registró la muerte de la primera persona por la ingesta de yuca amarga –un joven de Maturín que tenía dos días sin comer hasta que la consumió y falleció justo el día que cumplía 16 años de edad– la cifra de decesos asciende por lo menos a 22, de ellos 9 niños muertos este año.
El producto es vendido a muy bajo precio, lo que atrae a los consumidores de escasos recursos. El envenenamiento se da porque la yuca amarga contiene 50 veces más cianuro que la dulce, componente letal que ataca las células nerviosas, y afecta los pulmones y riñones. El veneno tarda aproximadamente 3 horas en manifestarse: los primeros síntomas son hormigueo, dolores abdominales, vómitos y convulsiones.
Para que sea apta para el consumo, por ejemplo para elaborar el casabe, es necesario dejarla reposar una vez rallada para que fermente y descarte el jugo; luego se deshidrata al sol para eliminar las toxinas.