Este sábado en la mañana los grupos de lancheros que estaban recorriendo los márgenes de la desembocadura del río Caroní hicieron el triste hallazgo del cadáver del ciclista Cristian Duque de 53 años de edad, quien cayera al río el jueves 11, luego de ser atacado por un enjambre de abejas a la altura del puente Caroní III en la vía con sentido San Félix -Puerto Ordaz.
El trágico desenlace de este infortunado suceso que enluta a una familia guayanesa y a la comunidad ciclista de Guayana, parte del hecho de ser un accidente inesperado, pues cualquiera podría haber sufrido un percance de ese tipo. No se trata de buscar culpables donde no los hay. Pero indudablemente este suceso debería servir para establecer algunos puntos donde la responsabilidad oficial se ha dejado de lado.
Abandono de parques y acoso a ciclistas
Precisamente el primer punto donde esta responsabilidad oficial se ha relajado y dejado de lado es en el mantenimiento del gran parque urbano Caroní, espacio único que tiene nuestra ciudad y que comprende el Parque La Llovizna, el Cachamay y el Loefling; todos ellos en un lamentable estado de deterioro y abandono evidenciado en la falta de mantenimiento.
Esto salvando que en los últimos meses algunas autoridades le han metido un poquito la mano al Cachamay, que por cierto se quemó en gran parte en semanas recientes.
Pero casos como el parque La Llovizna, atractivo emblemático e indiscutible de la ciudad, son preocupantes. De aquellos espacios magníficamente mantenidos por la desaparecida Edelca, queda el panorama y la falta continua de mantenimiento a pesar que hay un director de parques designado por el Gobernador del estado, que tiene su oficina y asiento allí, el señor Ángel Rivas, que salió de Alcasa a cumplir esa responsabilidad que parece que aún no logra asumir en su justa medida.
El mantenimiento de La Llovizna deja mucho que desear, las malocas prácticamente ya no existen, las caminerías del lado de los saltos se están cayendo a pedazos sin que se haga nada para evitarlo más allá de cerrar el paso, aunque el Colegio de Ingenieros de Guayana ofreció gratis un proyecto para recuperarlas. El control de animales prácticamente no existe, cuando antes era una práctica continua erradicar los nidos de avispas y abejas africanas cerca de las áreas concurridas por el público y junto a la avenida que pasa al lado del parque, donde precisamente se dio el trágico suceso del amigo Cristian Duque.
A eso se suma que ya las autoridades no dejan que los ciclistas MTB utilicen la cárcava de Altavista, cancha tradicional y antigua de ese deporte aduciendo que dañaron el lugar cuando se adecuaba para una válida. Que en ocasiones frenan el ingreso al Cachamay y a las muy abandonadas caminerías de los terraplenes que unen a ese parque con la Llovizna. Que han impedido usar el parque Los Aceites, detrás del Hotel Rasil. Porque parece que siempre es más fácil atribuir culpas donde no hay, que cumplir con las labores de mantenimiento y preservación de estos maravillosos regalos que tiene Ciudad Guayana.
Hoy los ciclistas y sus atribulados familiares despedirán a Cristian; pero el tema de la falta de adecuado mantenimiento de nuestros parques urbanos, de contar con equipos de rescate fluvial en una ciudad que se ubica junto a los dos ríos más grandes de Venezuela y de asumir verdaderamente una gestión ecológica y sostenible de los espacios no se aprecia. (CNP 8235)