El gobierno de España no reconoce al vencedor de las elecciones en Venezuela, Edmundo González, y desprecia a la institución que certificó su abrumador triunfo en las urnas, el Carter Center, según un documento oficial obtenido por El Debate en exclusiva. La insólita actitud de Pedro Sánchez, opuesta al respaldo al candidato opositor expresado formalmente por el Congreso, el Senado, el Parlamento Europeo y buena parte de las potencias occidentales.
Y esa extraña posición responde, según el empresario Víctor de Aldama, intermediario y conseguidor en todos los casos de corrupción que acorralan al PSOE, al enfado con Sánchez del régimen de Maduro por haber reconocido en el pasado a Juan Guaidó y a cómo, a partir de entonces y por razones desconocidas, el gobierno de España comenzó a recular y alinearse sutilmente con la dictadura chavista.
Del interés de Aldama por congraciarse con Venezuela da cuenta su papel de intermediario de empresas españolas con deudas económicas por cobrar en Caracas, entre otros negocios bajo investigación judicial y de la Guardia Civil.
Pero del volantazo diplomático del gobierno no hay explicación: simplemente pasó de respaldar a Guaidó a organizar una misteriosa visita de Delcy Rodríguez a Barajas, donde la recibieron la entonces mano derecha de Sánchez, José Luis Ábalos, su más estrecho colaborador, Koldo García, y el ahora arrepentido Víctor de Aldama, con la sospecha de que en ese encuentro se descargaron misteriosas maletas de contenido desconocido y se negoció cómo vender lingotes de oro venezolanos camuflados como material sanitario, tal y como recogen los informes de la UCO elaborados para una de las causas.
En ese contexto, el doble juego de Sánchez con Venezuela y la conexión entre su tibieza diplomática y las gestiones de la trama parecen deducirse de la documentación obtenida por El Debate, probatoria de que la dilación del gobierno en respaldar a Edmundo González es premeditada y, en consecuencia, atiende a las exigencias de Maduro trasladadas al juez por Aldama en su explosiva declaración judicial del pasado jueves, en la que reveló un largo catálogo de presuntas mordidas y negocios trabajados con la complicidad de distintos ministerios.
El origen de todo
Estados Unidos e Italia han dado en estos días un paso clave reconociendo a Edmundo González como presidente electo de Venezuela. El secretario de Estado, Antony Blinken, utilizó las redes sociales para exigir «respeto a la voluntad de los votantes» venezolanos que eligieron al opositor a Nicolás Maduro para guiar el futuro de su país, mientras que Giorgia Meloni siguió sus pasos durante un encuentro con el presidente argentino, Javier Milei. Sobre la mesa están las actas presentadas por el Centro Carter ante laOrganización de Estados Americanos, que demostrarían la victoria del líder opositor Edmundo González Urrutia sobre Nicolás Maduro.
En concreto, según los documentos presentados por el organismo invitado para observar los comicios del pasado 28 de julio, Edmundo González ganó más de 67% de los votos y Nicolás Maduro obtuvo 31%, pero el gobierno español se niega a reconocerlo, pese a que así ha sido solicitado por el Congreso de los Diputados y por la propia Eurocámara.
«El gobierno denigra al Carter Center y cubre con un manto de silencio el chantaje de Delcy en la embajada española».
Sin embargo, el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, no ha sido capaz de precisar a preguntas de El Debate las razones por las cuales el gobierno español no termina de dar el paso, pese a que ha sido el propio Ejecutivo el que ha venido exigiendo reiteradamente la publicación de todas las actas electorales para el reconocimiento de Edmundo González como legítimo presidente. Finalmente, fue el Centro Carter quien hiciera públicos tales certificados, confirmando así la abrumadora victoria de Edmundo González.
Pero para el presidente Sánchez, tal y como consta en un documento público de Presidencia del gobierno del pasado 29 de octubre y al que ha accedido en exclusiva El Debate, nada de todo ello parece ser suficiente como para reconocer oficialmente a Edmundo González como electo presidente de Venezuela.
A pesar de esta situación, para Moncloa la ausencia de reconocimiento, a preguntas del periódico español, no puede definirse como «postura oficial» del gobierno, «y todo ello en relación con una publicación realizada por una organización privada», quitando así cualquier validez a los documentos publicados por el Centro Carter.
De hecho, El Debate solicitó de forma expresa a Presidencia del gobierno los documentos que ha elaborado y en los que se basa para «no reconocer a Edmundo González como presidente de Venezuela y ganador de los comicios», además de «todos aquellos informes facilitados al presidente del gobierno por los observadores internacionales que acudieron» al país para verificar el correcto desarrollo de las elecciones y en los que basa para seguir manteniendo esta postura.
Según Moncloa, no es posible encontrar tal información, lo que parece indicar que sobre este asunto de tanto calado diplomático y que ha desatado una tormenta política en el Congreso y un choque del Ejecutivo con la oposición, la decisión de Sánchez para no reconocer a Edmundo González como nuevo presidente de Venezuela se sustenta sobre su exclusivo criterio personal, sin que haya dispuesto de informe alguno que respalde su postura oficial.
Desde Presidencia del gobierno se echan balones fuera y así evitar un nuevo conflicto diplomático con Maduro como, el que ya surgió cuando la ministra de Defensa, Margarita Robles, tildó el régimen chavista de «dictadura».
El gobierno prefiere seguir escudándose en que siempre mantendrá una postura común con el resto de países de la Unión Europea, algo que Sánchez no hizo con su reconocimiento unilateral del Estado de Palestina.
Los hermanos Delcy y Jorge entran en la Embajada española
Uno de los asuntos más espinosos que han rodeado el papel de España en la crisis venezolana es, precisamente, cómo se gestó la salida de Edmundo González del país, una vez que él mismo declaró que hubo coacciones por parte del gobierno de Maduro, y cómo es posible que dos de las personas más cercanas al líder chavista, como son Delcy Rodríguez y su hermano Jorge, estuvieran en la residencia del embajador español y chantajeasen al opositor, tal y como el propio Edmundo González recogió en su primer comunicado oficial.
De hecho, pronto salieron a la luz las fotografías en el interior de la residencia del embajador de España en Venezuela, Ramón Santos, y se filtró un documento que González firmó en Venezuela, en el que reconocía la victoria de Nicolás Maduro en las elecciones del pasado 28 de julio, y que firmó bajo coacción. Sin embargo, según Exteriores, no” se ejerció coacción alguna sobre el Sr. Edmundo González”, en palabras del jefe de gabinete de Albares, Sergio Cuesta Francisco, según consta en una resolución fechada el pasado 15 de noviembre.
El segundo comunicado oficial del presidente electo afirmaba que no había sufrido ninguna presión por parte del gobierno español, comprometido a garantizar su seguridad. En ningún momento negó las acusaciones vertidas contra las coacciones ejercidas por los hermanos Rodríguez.
«La tibieza de Sánchez con Maduro coincide con las relaciones de Aldama con Delcy y su visita a Barajas».
A partir de aquí comienzan las contradicciones de Exteriores tras la investigación llevada a cabo por El Debate. El Embajador español en Caracas, Ramón Santos Martínez, no elaboró ningún informe en el que se expusiera con todo lujo de detalles lo que sin duda fue un conflicto de trascendencia política que tuvo lugar en la embajada española.
¿Qué hizo el embajador mientras se desarrollaba una negociación durante 48 horas «muy tensas», según reveló el propio González, mantenidas con los funcionarios venezolanos, por los que «fue coaccionado» para firmar? ¿Pidieron autorización los hermanos Rodríguez para entrar en la Embajada de España, explicando los motivos para negociar con él? ¿Fueron solos o en compañía de otros funcionarios los que coaccionaron al presidente electo, según sus propias palabras?
Exteriores, según consta en el Expediente 01-00095864, iniciado el pasado 19 de septiembre y al que ha accedido en exclusiva El Debate, no puede contestar a tales preguntas porque simplemente esa información no le consta. Sí afirma, sin embargo, que no se ejerció sobre el presidente electo «coacción alguna».
Respecto a la entrada en la Embajada de España de la vicepresidenta de la República, Delcy Rodríguez, y del Presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, solos o en compañía de otros, el jefe de gabinete de Albares afirma que «se señala que no existe un registro de entradas y salidas en la Residencia del Embajador», y respecto de los motivos por los que solicitaron acudir a la Embajada de España en Caracas, añade que «no obra en poder de este Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación tal documentación».
Sin embargo, Exteriores sí reconoce, de manera contradictoria en otro documento que pertenece al Expediente 01-00095524 e iniciado con fecha 9 de septiembre, que «el Sr. Edmundo González entró en la Residencia de la Embajada de España en Caracas el día 5 de septiembre de 2024 hacia las 18:00 horas y salió de la Residencia de la Embajada el día 7 de septiembre hacia las 20:30 horas».
En este mismo informe se intenta echar tierra sobre todo este asunto y se asegura que Exteriores no posee ningún tipo de documento en el que conste que el embajador informase al ministro de los hechos acaecidos en la Embajada de España, cuando los dirigentes venezolanos obligaron a Edmundo González a firmar bajo coacciones una declaración para salir del país.
Según el Fiscal General de Venezuela, Tarek William Saab, los gobiernos de España y Venezuela acordaron el salvonducto que permitió la salida de Edmundo González sin ser detenido. Exteriores niega que haya participado en tal negociación.
Es más, en el Ministerio tampoco existe rastro documental de las «actuaciones realizadas por el ministro al tener conocimiento de dichos hechos»; ni tampoco de las «órdenes o instrucciones cursadas por el ministro de Asuntos Exteriores al Embajador de España en Venezuela sobre cómo debía proceder una vez acogido Edmundo González en la embajada».
De esta manera, el gobierno sigue maniobrando para evitar aclarar cómo se gestó la llegada de Edmundo González a Madrid, ni si existía un acuerdo con el régimen venezolano para facilitar su salida- algo que Exteriores niega categóricamente-, e incluso el propio Ministerio asegura que carece de información acerca del reconocimiento de su condición de asilado «al haberse formalizado la solicitud de asilo ya en España».
Lo único seguro es que los pasos dados por el gobierno de Sánchez, en la dirección de enfriar las aspiraciones de Edmundo González y de desoír el clamor institucional a favor de su reconocimiento, coinciden con el testimonio judicial de Víctor de Aldama que, según él, lo explica todo: Maduro exige esa equidistancia, Delcy la traslada y, al menos hasta ahora, el presidente español la traduce en una cuarentena para el ganador y un balón de oxígeno para el dictador. (ED)