El número de trabajadores en el sector formal descendió en el último año. Algunos obreros han dejado las empresas privadas con la expectativa de aumentar sus ingresos en la informalidad y los profesionales se han ido de Venezuela porque no vislumbran mejoras en su calidad de vida dada la situación país. Expertos advierten que esto es consecuencia de la destrucción del aparato productivo y de las empresas privadas.
La población ocupada, es decir empleada, en diciembre de 2015 fue de 13.166.601 personas, lo que en comparación con la misma fecha del año anterior refleja una disminución de 440.456 trabajadores, según cifras publicadas por el Instituto Nacional de Estadísticas.
De ese total de personas ocupadas, 10.387.326 laboraban en el sector privado, lo que significó una pérdida de 510.588 empleados en un año, pues en la misma fecha de 2014 totalizaban 10.897.914 trabajadores en las empresas privadas. El informe del INE muestra, además, que la mayor merma fue de 350.565 obreros en un año.
Indica que el porcentaje de ocupados en el sector formal en diciembre pasado fue menor que los reportados en 2014 y 2013, para el mismo mes. No obstante, el número de ocupados en el sector informal fue mayor que los que había en esos mismos años.
Maryolga Girán, vicepresidente de la comisión laboral de Conindustria, dijo que la pérdida de mano de obra se debe a que los trabajadores están migrando a la informalidad para ganar más dinero. “Un obrero que percibe salario mínimo o un poco más ha visto reducir sus ingresos por bonos extras debido a la disminución de turnos de trabajo a consecuencia de la falta de materia prima, paralización de líneas de producción y la crisis eléctrica”.
Indicó que utilizan el dinero de sus prestaciones sociales para convertirse en bachaqueros, es decir, adquirir productos regulados y luego revenderlos. Lo que invierten se les multiplica más de 2.000%: “Es un gran negocio bachaquear y les resulta más rentable que ganar un sueldo fijo trabajando en una empresa”.
Gabriel Ernesto Calleja, especialista en derecho laboral, señaló que la fuga de obreros y también de profesionales calificados es una de las consecuencias de la caída del aparato productivo. Las industrias trabajan a 20% de su capacidad instalada por la falta de materias primas y eso genera mano de obra ociosa, aseveró.
Manifestó que las empresas hacen milagros para lograr el arraigo del talento con la empresa y el país. “Algunas compañías ofrecen a los empleados planes para la compra de vivienda o vehículo, o para realizar estudios de posgrado, pero el profesional no se siente motivado a quedarse porque no vislumbra un camino de progreso en Venezuela”.
El especialista aseguró que, dada la situación del país, los trabajadores no ven que las empresas sean sostenibles ni que puedan crecer, por lo tanto tampoco creen que ellos puedan desarrollarse allí. Indicó que tal situación está generando una gran pérdida de tiempo y recursos para las empresas que han formado y capacitado a profesionales de alto nivel.
Calleja indicó que en un país cuya economía es hiperinflacionaria y los precios de los productos suben cada día, los trabajadores prefieren faltar al trabajo para ir a comprar productos a precio regulado porque el sueldo no les alcanza para adquirirlos en el mercado informal.
Frenar el ausentismo laboral ha sido una tarea difícil para las empresas, que están de manos atadas ante el decreto de inamovilidad porque el procedimiento de reducción de personal solo lo autoriza el Ministerio del Trabajo y no procede en estos casos.
“Los patronos les están ofreciendo a los trabajadores arreglos convenidos que incluyen una bonificación adicional de sus prestaciones sociales”, agregó. “Algunos exigen que se les cancelen tres años de inamovilidad, que les compren un camión o un carro para emprender un negocio propio”.