Sé que cuando ustedes vieron el título y, conociendo el hecho de mi
trujillanidad, deben haber presumido que iba a referirme a "Conticinio" uno de
los valses venezolanos más conocidos del cancionero popular venezolano. La
música de esta canción fue compuesta por el trujillano Laudelino Mejías en
1922, y su letra fue escrita por el barinés Egisto Delgado nacido en Calderas.
Siento no acompañarlos en sus predicciones, pero en esta oportunidad voy a
referirme solo a el Conticinio, estado de silencio que se produce durante la
noche: un silencio en sus dos vertientes: natural y provocado. La tierra duerme
y, además, los humanos no se manifiestan.
El conticinio es un término que evoca una sensación de calma y quietud. Este
concepto, poco conocido por muchos, se refiere al momento de la noche en
que todo está en completo silencio. La palabra conticinio tiene una rica historia
etimológica. Proviene del latín "conticinium", un término compuesto por "con-",
que implica totalidad, y "tacere", que significa callar. Así, el conticinio
literalmente se traduce como el momento en que todo calla. En la antigua
Roma, este término se usaba para describir la parte más tranquila de la noche,
generalmente después de la medianoche, cuando todos los ruidos cesan y la
ciudad queda en un profundo silencio.
A lo largo de los siglos, el conticinio ha sido mencionado en diversas obras
literarias y ha sido objeto de reflexión para poetas y escritores. En la Edad
Media, por ejemplo, los monjes utilizaban este tiempo para la oración y la
meditación, apreciando el silencio como un medio para conectarse con lo
divino. En la literatura renacentista, el conticinio se describía a menudo como
un momento de misterio y maravilla.
El conticinio ha inspirado a numerosos escritores y artistas a lo largo de la
historia. En la literatura clásica, autores como Homero y Virgilio hacían
referencia a este momento de silencio en sus epopeyas. En "La Odisea",
Homero describe la calma de la noche como un tiempo en el que los dioses y
los hombres pueden comunicarse sin las distracciones del día.
Además de la literatura, el conticinio también ha encontrado su lugar en la
cultura popular. En muchas culturas, el silencio nocturno se asocia con lo
sobrenatural. Se cree que los fantasmas y los espíritus son más activos
durante el conticinio, ya que la calma de la noche les permite moverse sin ser
perturbados. Este fenómeno ha sido explorado en películas, series de
televisión y libros de terror, creando un aura de misterio y suspenso alrededor
del conticinio.
El conticinio no solo es un concepto poético, sino que también tiene
implicaciones en el bienestar humano. El silencio y la tranquilidad de la noche
pueden tener efectos positivos en la mente y el cuerpo. Estudios han
demostrado que la exposición a ambientes silenciosos puede reducir el estrés,
mejorar la concentración y promover un sueño reparador.
Además, el conticinio es un momento ideal para la meditación y la reflexión
personal. En la tranquilidad de la noche, lejos del bullicio del día, podemos
conectarnos con nuestros pensamientos más profundos y encontrar claridad en
nuestras vidas. Esta práctica de reflexión nocturna ha sido utilizada por
diversas culturas y religiones a lo largo de la historia, destacando su
importancia en el crecimiento espiritual y emocional.
Sin embargo, el conticinio también puede estar asociado con fenómenos
sobrenaturales. En muchas tradiciones, se cree que el silencio de la noche es
un tiempo en el que los espíritus y los seres de otros mundos pueden
comunicarse con nosotros. Este vínculo entre el conticinio y lo sobrenatural ha
sido explorado en numerosas obras de ficción, añadiendo un elemento de
misterio y fascinación a este concepto.
En un mundo cada vez más ruidoso y acelerado, el conticinio nos ofrece un
momento de paz y tranquilidad. Este tiempo de silencio nocturno nos permite
desconectar de las distracciones del día y conectarnos con nuestros
pensamientos y emociones más profundos. Ya sea para la meditación, la
reflexión o simplemente para disfrutar de la calma, el conticinio tiene un valor
incalculable en nuestra vida diaria.
Para finalizar, los invito a valorar y aprovechar estos momentos de silencio en
la noche. Al hacerlo, no solo encontraremos un refugio de la agitación diaria,
sino que también descubriremos una fuente de paz y claridad interior. El
conticinio es un regalo que todos podemos disfrutar, si nos tomamos el tiempo
para escucharlo y sentirlo.
*Coordinador Nacional del Movimiento Político GENTE
Noelalvarez10@gmail.com