La Oficina de Investigación de la Corrupción (OIC) de Corea del Sur ejecutó esta jornada la orden de detención contra el destituido presidente Yoon Suk-yeol, apartado del poder por su decisión de imponer la ley marcial el pasado 3 de diciembre, informó la agencia de noticias Yonhap.
Yoon Suk-yeol, accedió a abandonar su residencia para comparecer ante las autoridades. Se convierte en el primer presidente surcoreano que afronta un arresto.
A finales de diciembre, el Tribunal del Distrito Oeste de Seúl, la capital del país, emitió contra Yoon una orden de detención y de registro de sus oficinas, en el marco de la investigación por cargos de sublevación y abuso de poder.
El 7 de enero, el Tribunal concedió la prórroga de la orden de detención, a petición de la Oficina de Investigación de la Corrupción para Altos Funcionarios (OIC).
La solicitud fue presentada tras el fallido intento de arresto el 2 de enero, cuando el personal de la OIC se enfrentó a una resistencia de militares al ingresar en la residencia del expresidente para detenerlo y la posterior negativa policial a ejecutar la orden de forma independiente.
Además, el 2 de enero miles de personas se congregaron frente a la residencia de Yoon para impedir su arresto. Ese mismo día, Yoon proclamó su intención de «luchar hasta el final» ante la inminente detención.
El 5 del mismo mes, la agencia Yonhap supo por el jefe del equipo encargado de investigar el presunto golpe de Estado, Choo Mi-ae, que el director del Servicio de Seguridad Presidencial surcoreano, Park Chong-jun, habría ordenado disparar granadas aturdidoras y balas reales en ciertas condiciones, si no lograba resistir en una pelea física. Choo denunció también que algunos ejecutivos de ese servicio no solo guardan lealtad al presidente suspendido, sino que «siguen ciegamente a Yoon Suk-yeol y a [el exministro de Defensa] Kim Yong-hyun».
El día 14, la 55.ª Brigada de Seguridad del Comando de Defensa de la Capital del Ejército, que está a cargo de proteger el perímetro exterior de la residencia presidencial, advirtió que no obstaculizaría el acceso a la misma de los miembros de la OIC y la Oficina Nacional de Investigaciones para ejecutar una orden de arresto contra Yoon. La decisión de los uniformados de abrir las puertas de la residencia oficial hizo mucho más fácil el segundo intento de ejecución, designado para este 15 de enero.
Anteriormente, el político ignoró varias citaciones para comparecer ante la Justicia y ser interrogado en relación con los cargos.
Yoon todavía goza de inmunidad contra investigaciones, aunque eso no afecta a los cargos de insurrección o de traición. A su vez, la defensa del mandatario destituido argumenta que la OIC no tiene autoridad legal para investigar los cargos de insurrección.
El político sigue apartado del cargo desde que la Asamblea Nacional, controlada por la oposición, votara el 14 de diciembre para destituirlo debido a la breve imposición de la ley marcial, revocada a las seis horas por la presión del Parlamento.
Desde el 14 de diciembre, la Corte Constitucional tiene 180 días para decidir si aprueba la destitución definitiva o reinstaura al político en sus funciones. (RT)
Detención difícil
A pesar de contar con una orden judicial para detener a Yoon, el servicio de seguridad presidencial ha insistido en que está obligado a proteger al mandatario y ha colocado alambre de púas alrededor del complejo y varias filas de autobuses para bloquear los accesos.
A medida que las tensiones escalaban, el gobernante interino de Corea del Sur, el viceprimer ministro Choi Sang-mok, emitió un comunicado en el que llamó a las autoridades policiales y al servicio de seguridad presidencial a asegurarse de que no hubiera“enfrentamientos físicos”.
Varios policías vestidos con chaquetas de color negro, y vehículos policiales, incluida una vagoneta blanca en la que se presume viajan miembros de un equipo de búsqueda y arresto dentro, fueron vistos frente a la puerta del complejo presidencial. También se pudo ver a otro grupo de policías mientras avanzaba por un sendero cerca del complejo, aparentemente buscando otra ruta de ingreso.
Poco después se pudo ver a otros policías que ingresaban con éxito a la residencia, usando escaleras para trepar sobre las filas de autobuses que el servicio de seguridad presidencial colocó como barricada. (AP)