Despedidos del Seniat en Guayana por respaldar el referendo vencen el miedo validando sus firmas

23 junio 2016 | Regionales

JOSEANTONIO (2)Claudia Álvarez, Haydee Arvelaiz y José Antonio Arriaga interpondrán una demanda contra el Seniat por la violación a sus derechos laborales Claudia Álvarez, Haydee Arvelaiz y José Antonio Arriaga interpondrán una demanda contra el Seniat por la violación a sus derechos laborales Fotos Oliver González

Los despidos por razones políticas están expresamente prohibidos en el Convenio 111 sobre la discriminación (empleo y ocupación) de la Organización Internacional del Trabajo suscrito y ratificado por Venezuela; en los artículos 19, 21, 57 y 89 de la Constitución Nacional de la República Bolivariana de Venezuela; en el artículo 18 del Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras, y en el artículo 21 de la misma ley.

Claudia validó su firma para el referendo revocatorio al día siguiente y José Antonio y Haydee después. No lo pensaron dos veces cuando recibieron la comunicación firmada por el presidente del Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria de Venezuela (Seniat), José David Cabello.

El lunes 20 de junio los tres funcionarios especialistas en aduana fueron notificados de despido después de 15, 25 y 32 años de servicio, respectivamente.

“En mi condición de máxima autoridad, según lo dispone el artículo 7 de la Ley del Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria, cumplo con hacer de su conocimiento la decisión de removerlo y retirarlo del cargo”, empieza la comunicación para los tres funcionarios.

Son una muestra del universo de cientos de funcionarios que -bajo promesa del Gobierno- han sido despedidos por firmar a favor de la convocatoria a referendo revocatorio contra Nicolás Maduro.

“Me cansé”

HaydeeHaydee Arvelaiz votó una vez por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). La llamaron insistentemente.

– ¿Ya fuiste a votar?, tienes que ir a votar y luego tienes que llamarnos y avisarnos, le dijeron.

Lo recuerda claramente. Como otros de sus compañeros del Seniat tenía miedo. Con dos hijos, sus padres mayores y más de 20 años en la administración pública. “Fui a votar obligada, por miedo”.

Haydee, con 52 años, esperaba el 1 de julio para ser jubilada después de 25 años de servicio. Se convirtió en funcionaria del Estado cuando el viejo Ministerio de Hacienda hacía concursos con los programas de capacitación nacional.

Ahora que ya no está en su oficina, desde el lunes, se siente confundida. El jefe de sección la llamó y, desentendido, le entregó la comunicación.

“Yo misma me quedé sorprendida con mi reacción, porque bueno hay que seguir adelante”.

Sabía, sin embargo, que algo así podía pasar. Semanas antes escuchó en televisión al vicepresidente del PSUV, Diosdado Cabello, y a otros funcionarios de gobierno hablar sobre destituciones para quienes firmaran.

Pero esta vez algo cambió. “Me cansé de hacer lo que debía hacer, porque siempre he hecho lo que hay que hacer”. Que si hay que ajustarse… yo me cansé de eso”.

Considera su participación en la activación de un referendo revocatorio la mejor decisión de su vida. “No se puede seguir permitiendo tantos atropellos. No es justo. No es posible tanto irrespeto”. “Yo sabía el riesgo que estaba corriendo, yo tengo familia, yo tengo dos hijos. Tengo a mis padres que también los ayudo, con todo eso dije ya. Ya me cansé de hacer feliz a los demás. Yo necesito hacer lo que yo quiero hacer y en esto lo decidí y lo hice. Y voy a asumir todas las consecuencias”.

El momento político, asegura, no está para dar cancha al individualismo. “El miedo es libre y eso se respeta. Pero… tienen que pensar en todos los venezolanos, por eso les digo que tomen su decisión cuando su corazón se lo indique”.

Cuando salió del Seniat agradeció todo lo que le ha dado. “Le dije: Gracias Seniat porque me has permitido tener todo lo que tengo, mi carrera, mi familia, mi vida”.

“Tenemos que demostrar fortaleza”

CLAUDIADesde hace meses Claudia Álvarez pensaba en retirarse del Seniat. Como especialista en aduanera y tributaria la institución había dejado de ser lo que para ella soñó.

“Eran demasiados atropellos”. No tiene hijos y no pasa de 40 años y la carta que recibió de José David Cabello, notificándole de su remoción, “era ese empujoncito que faltaba porque es que ya no hay nada que hacer aquí adentro. Nosotros nos debemos a un trabajo técnico y cuando deja de ser un trabajo técnico y entonces te tropiezas”.

Aunque pensaba irse, está indignada. “Vamos a salir adelante, el detalle está es que no tienen derecho de hacerlo en una forma intempestiva. Es muy diferente que nosotros decidamos irnos de la institución y que uno se reorganice, porque a uno le toca reinventarse, pero ellos -simplemente- no tienen el derecho”.

Está convencida de que ella, junto con sus dos compañeros, son parte de una muestra para amedrentar al resto de los trabajadores. “Mucha gente se ha ido de reposo porque está consciente de que firmaron. Todo esto es para presionar a un grupo de funcionarios, que también firmaron, que también tienen que validar su firma y que desde el día martes están a la expectativa esperando”.

Ha decidido denunciar y demandar por respeto a lo que, considera, debe ser una institución y porque son trabajadores, como cualquier otro, con funcionarios con pensamientos disímiles pero apegados al trabajo.

“Siempre va a haber un gobierno distinto, en este momento está Nicolás Maduro, en otro momento ha estado Chávez, estuvo Caldera, pero siempre permanecemos los mismos funcionarios dentro, lo lamentable de todo es que se haya perdido la esencia”.

“De hambre no nos vamos a morir”

JOSEANTONIOA José Antonio Arriaga le preocupa la escuela de su hija y la póliza de salud de su madre de 83 años. Acaba de perder ambos beneficios al ser despedido del Seniat después de 32 años de servicio en la administración pública.

Fue seleccionado, junto a sus compañeras, en el lote de empleados públicos removidos de sus cargos por haber firmado a favor de un referendo revocatorio en Venezuela.

Su último cargo es profesional aduanero y tributario. Votó en 1998 por Hugo Chávez y, desde entonces, más nunca le siguió en su proyecto político. “Eso fue en lo único que tuve culpa, en lo único que apoyé”.

Hoy se considera una víctima más del régimen que durante muchos años le hizo abstenerse en participar en actividades políticas por temor a perder su empleo.

En esta ocasión, sin embargo, no podía permitirse pasar por alto la posibilidad de ser actor de un posible cambio de Gobierno. Asume las consecuencias y lo que esto significa. “Nos cambió la vida”.

“Aunque no tengo la prueba, se corre la voz de que esto fue ordenado y emitido por unos listados por cada región donde le informaban a Caracas cuáles eran los funcionarios que firmaron”.

Si te negabas a firmar, recuerda, te amedrentaban. “Mire que por allí están diciendo que el no vaya a la marcha lo van a destituir, que el que no firme lo van a destituir, pero siempre me negué”, recuerda.

José Antonio Arriaga de 53 años conmina a los funcionarios públicos a que dejen el miedo. “Hubo marchas que la oposición te convocaba pero uno se abstenía para evitar, pero ya llega el momento que tú dices: ya basta”.

“Yo lo que estaba esperando era mi jubilación, porque no hay nada, ahorita, que me haga pertenecer al Seniat. Ya no. El Seniat no es lo que fue cuando yo ingresé”.

El Correo del Caroní

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