El origen de los conceptos políticos de derecha e izquierda se remonta a la Revolución
Francesa, que tuvo lugar en el siglo XVIII, específicamente en 1789. Durante ese
período tumultuoso de la historia, cuando Francia estaba en medio de un profundo
cambio social y político, se desarrollaron estas categorías para describir las posiciones
políticas y filosóficas de los diferentes grupos en la Asamblea Nacional Constituyente.
Desde entonces, la política ha sido un campo de batalla de ideas, donde los valores,
las creencias y las políticas se entrelazan en un debate constante sobre el rumbo de la
sociedad.
La ubicación física de los diputados en la Constituyente de Francia desempeñó un
papel crucial en la creación de estos términos. Los diputados que apoyaban la
monarquía y la tradición se sentaban en el lado derecho del presidente de la Asamblea,
mientras que aquellos que abogaban por la revolución, el cambio y la igualdad se
sentaban en el lado izquierdo. Estas posiciones físicas llevaron a que los diputados
fueran identificados como "de derecha" o "de izquierda", respectivamente.
Con el tiempo, los términos "derecha" e "izquierda" se extendieron más allá de la
Revolución Francesa y se convirtieron en una forma común de clasificar las posturas
políticas en todo el mundo. Si bien la interpretación precisa de lo que constituye la
derecha y la izquierda ha evolucionado con el tiempo y puede variar según la cultura y
el contexto político y hasta se podría afirmar que en los tiempos que corren, se han
debilitado, estos conceptos siguen siendo importantes en la política contemporánea
para describir y comprender las diferencias ideológicas y políticas de los grupos y
personas.
En este escrito trataré de examinar someramente las implicaciones ideológicas,
políticas y sociales que implican estos dos conceptos antagónicos.
Los cultores de derecha se afianzan en la creencia de que la libertad individual es un
valor fundamental y por tanto, las regulaciones gubernamentales deben ser mínimas
para permitir que las personas tomen sus propias decisiones en la vida, ya sea en
términos de elección personal, inversión económica o libertad de expresión.
Los defensores de la derecha tienden a favorecer la economía de mercado,
argumentando que la competencia y la propiedad privada son los motores eficaces del
crecimiento económico y la creación de riqueza. Esto implica un apoyo a políticas
económicas que reduzcan la intervención del gobierno en la economía y fomenten la
libre empresa.
La derecha política suele priorizar la seguridad nacional y una defensa fuerte,
aduciendo el hecho de que, una nación segura es fundamental para proteger los
valores y la estabilidad de la sociedad. Esto se concreta en un mayor gasto militar y
una robusta política exterior.
Los derechistas a menudo defienden valores tradicionales y estructuras sociales, como
la familia nuclear y las instituciones religiosas. Esto puede llevar a posturas
conservadoras en temas sociales como el matrimonio, el aborto y los derechos
LGBTQ+.
La izquierda por su parte, se caracteriza por promover la igualdad, la justicia social y la
intervención gubernamental para abordar desigualdades y problemas sociales. Se
dedican a promover la igualdad de oportunidades y la reducción de desigualdades
económicas y sociales. Esto se traduce en apoyo a políticas de redistribución de la
riqueza, aumento de los impuestos a los más ricos y programas de asistencia social
para los desasistidos.
Los progresistas abogan por un gobierno activo que regule los mercados, brinde
servicios públicos y proteja los derechos laborales. Esto puede incluir regulaciones
ambientales más estrictas, leyes laborales que favorezcan a los trabajadores y
programas de atención médica y educación, todos ellos financiados por el erario
público.
Los izquierdistas suelen ser defensores de políticas destinadas a abordar el cambio
climático y promover la sostenibilidad ambiental. Esto incluye la adopción de energías
renovables, la regulación de emisiones contaminantes y la promoción de prácticas
sostenibles en la agricultura y la industria.
La izquierda a menudo lidera en la defensa de los derechos civiles y sociales,
incluyendo la igualdad de género, los derechos de las minorías raciales y étnicas, y los
derechos LGBTQ+, abogando por la implementación de políticas que combatan la
discriminación y promuevan la inclusión.
En última instancia, ser de izquierda o de derecha no se limita a una cuestión de
preferencia política, sino que refleja visiones del mundo profundamente arraigadas en
la historia, la cultura y la experiencia personal. A medida que avanzamos hacia el
futuro, es esencial comprender la complejidad de estos términos y reconocer que, más
allá de las diferencias superficiales, todos compartimos un objetivo común: construir
sociedades más justas, equitativas y prósperas para todos.