«De Margarita solo queda el mar, el garita también se fue» Fucho Bermúdez

29 agosto 2021 | Regionales, Sociedad

Margarita está igualitica que los pueblos de «Casas muertas» es como un relato triste de Miguel Otero Silva. 
 
La bonanza turística del Puerto Libre de Margarita, es cosa del pasado. Hoy, la ruina es evidente.
 
Así nos cuentan «Chenta» Marval, Juan Torres  y Librada Marín
 
Margarita está igual que «Casas muertas» la novela de Otero Silva, la isla es un verdadero cementerio de negocios y comercios abandonados. 
 
El hambre y el desempleo están haciendo estragos en todos los habitantes de la Nueva Esparta .
En consecuencia, las bandas criminales están desbordadas.
 
La isla es un penal a cielo abierto y «…los margariteños de bien, vivimos encerrados y salimos solo en pleno día, con la luz del sol, asustados, en grupos, para cuidarnos y hacer las diligencias corriendito, apurados de llegar a la casa a encerrarnos antes que oscurezca. 
Ya perdimos nuestras costumbres guaiqueries y del buen trato del paraguachon amable solo queda el recuerdo en la lontananza…»
 
Queda la nostalgia y las anécdotas del ferry abarrotado, los chocolates importados y el infaltable queso holandés, el queso de bola margariteño, las cajas llenas de botellas del whisky escocés y el incansable aeropuerto, del que no paraban de entrar y salir vuelos y la gente se peleaba por los taxis.
 
Los servicios públicos, como la electricidad, son un caos total.
 
«Ya estamos acostumbrados a estar 14 horas sin electricidad, a diario, y eso de acuerdo al racionamiento de ‘Cortoelec’, por zonas en la isla.»
 
No hay aires acondicionados, ni existen neveras, que resistan los cambios de tensión, ni los picos, ni los apagones.  
 
El agua potable no existe y «lo que llega cada 40 días es con color, olor y sabor».
No es el líquido incoloro, inodoro e insípido como debería ser. 
Cuando llega, tristemente, durante los primeros 15 o 20 minutos se pierde al drenaje, «y con dolor, la verdaita, hay que dejar todos los chorros abiertos y que corra, da rabia la impotencia, que en esta sequía, se pierda esa catajarra de agua, pero lo que sale de esos chorros, son puros pantanos podríos que vienen con oxidos de las tuberías…» 
 
El gas doméstico es un recuerdo, «aquí ya todo es un peladero e’ chivo, por esa cuestión, le han arrancado todas las ramas a los árboles, quedan los puros vástagos, la gente sale a caminar con un charapo bajo el brazo, y rama que ven, inmediato la trochan para tener leña y así poder cocinar, lo poco que uno tenga en la casa…»
 
El gas, es administrado, distribuido y asignado directamente a través de los consejos comunales, «…cada tres meses, cuando llega pa’l pobre, según las zonas y libre Dios que le caigas mal a la vieja del partido que es la encargada de recoger el dinero y recibir las bombonas, que no te meten en la lista, o sino te cambian el envase y te dan uno que está comido de salitre y todo golpeado, que si lo miras mucho explota…» 
 
En los pocos hoteles y hosterías que aún reciben turistas, se enfrentan dilemas tales, que los administradores al momento de la reserva, advierten a los visitantes que deben traer de tierra firme, su garrafón de agua mineral, jabón, pasta dental, papel toilett y sus toallas, algunos recomiendan incluso traer su lencería. 
 
En cuanto a la atención «¿Cómo se puede ofrecer un desayuno si no sabes si tú mismo vas a desayunar?» Así nos lo cuenta «Cheche» Muñoz, quien, atiende el mismo, su  resort familiar en Playa El Agua,
«….la piscina se agrietó…», nos cuenta con un dejo de tristeza, «…dos años sin agua para llenarla, y la última vez que nos visitaron los malandros cargaron con el hidroneumático, esa gente es brava echando llaves.» 
 
El tema de combustibles, la gasolina y el gasoil, es muy difícil de concebir, solo se consiguen en precios internacionales, «…bajandose de la mula y haciendo tres y cuatro días de colas….» «Usted no sabe los sufrimientos que se pasan para llenar un tanquecito de un peñero o de una moto, ni te cuento los esfuerzos para poner combustible al carro o a un camión, por eso ahora los pasajes son fuera de lo normal y es una pura gritadera con los choferes de las camioneticas, porque ellos quieren cobrar en dólares pero nunca tienen vuelto, entonces un pasaje mínimo cuesta un dólar, todo es divisas, habrasé visto este desnalgue.» 
 
«El hambre, precariamente se sobrelleva. La bolsa CLAP no nos llega a la población vulnerable, que somos más del 90 % de habitantes de la isla. Cuando llega, cada dos meses, lo hace sin leche y de proteinas solo trae, una miserable lata de sardinas.»
 
Todo eso nos lo dicen con dolor, en su acento cantado, característico del margariteño y desde su habla, que arrastra las erres, ese par de viejas Librada y Chenta, herederas de apellidos propios de la isla, donde todos son primos, los Marín, los Marval, los Torres, Bautista, Villalba, Novoa, Mata, Rodríguez, Tovar…
 
La inseguridad es muy alta. 
El hurto en las viviendas es el tema de conversación  diario; 
«Ya no se trata de un roba gallinas como antaño. 
No es el cuento de unos muchachos que amanecieron bebiendo y se llevan una gallina y una yuca para un sancocho y después que pasaban su aguardentera, venían muertos de risa a pedir disculpa y si se llevaron una ponedora del patio, te traían dos, eso era una tradición de nuestros paisanos….
…esto está peor que cuando paso el tirano Aguirre y con sus marañones sembró sangre y terror…»
 
Las Tetas de María Guevara, el Cerro Copey, la Península de Macanao y la Laguna de Restinga ya no tienen el bullicioso colorido de «los navegaos» y turistas que invadian con bullicio y movimiento, los monumentos naturales y las calles de sus pueblos.
 
«Ya no hay turista que visite Tacarigua, nadie va pal Cercado, ni voltean pa’ Guayacan, por los láo e’ Pedro González no hay sino polvo y viento, Sábana de Guacuco está desolá, Manzanillo es un malandrerío, ay mi Dios mío, quien le va a comprá una artesanía a esa gente, quien va a buscá alpargata tejía, mara y taparas, quien va a buscá piñonate y cogollo, ni mapires, ni alfarería, que va mijo, todo eso tá en er orvido…»
 
«Hoy, mi hermano querío, la cuestion es muy diferente, todo es un trofeo, primo bendito, con decile que hasta se roban los chinchorros y las amarras, ya no se puede dejar ni la ropa tendida.»
 
Ni ponsigué, ni níspero fresco, ya nadie viene a disfrutar de las «empana’s de cazón o er pastel de Chucho en er mercado de Conejero…»
Ya no hay aquellos restaurantes pueblerinos donde con un par de cervezas bien frías, reinaban el pargo, el carite, el corocoro, el corbullon de mero. No hay a quien ofrecerle botuto, tripa e’perla guisada, ni huevas de lisa. Las langostas, los langostinos, los camarones, los mejillones, las ostras, las pepitonas y los chipichipis tienen precios astronómicos.
 
Es comentario diario en las esquinas, el desvalijamiento de locales y comercios, es por todos sabido, como se meten a las casas de familias y como los amarran, los someten a la práctica de moda, «…los echan a todos en el piso en una habitación, ponen a un hombre en la puerta del cuarto con una escopeta a cuidarlo a uno y mientras tanto, los otros rapicuis, cargan con todo, hasta los cubiertos se llevan, son como los bachacos…» 
 
«Y una le tiene más miedo a los zafios de la policía y de la guardia nacional que a los mismos choros.» 
 
En la avenida 4 de mayo solo están abiertos un 20 % de   los comercios y tienen que pagar «la prote, pa’ pode levar la santamaría.»
 
Todo perdió valor
Porlamar es un pueblo fantasma, tres o cuatro negocios en la Santiago Mariño rematando para liquidar la mercancía que queda y terminar de cerrar,  los árabes que antes eran visitados por largas colas de compradores, hoy tienen fardos de guayaberas en remate sin que nadie las lleve. 
 
En la Asunción y en Pampatar, algunos restaurantes estan dedicados a atender «a los enchufados y a los que van de paseo en yates para Coche y se detienen con sus lujos, un ratico en la isla. Todos saben que eso es dinero del narcotráfico y de los negocios de la gente del alto gobierno que vienen a tomar cerveza con jugo de tomate de árbol…», esas son las nuevas mimosas para los nuevos ricos, snobismo de la decadencia…
 
El panorama es cruel a simple vista, «…la mayoría de los margariteños de bien han muerto, fueron enterrados por los veinte años de la revolución, solo unas pocas familias, nos mantenemos honestas y cuidamos a nuestros muchachos y a las niñas del mal, encerrandolos en las casas, los muchachos se ha dío, lo que queda es puro viejo cagalitroso…»
 
Nadie en su sano juicio sale a recorrer un fin de semana en la noche Guayacancito en Península de Macanao, eso es «pa’ macho con tabaco en la vejiga» 
 
«Esto se jodió mi comadre, fíjese que éste año la subida y la bajada de nuestra Virgen será a puerta cerrada», justo cuando se cumplen los 100 años de la proclamación de la Virgen del Valle del Espíritu Santo, como Patrona de la Diócesis de Guayana. La pandemia, para completar, acabó con las celebraciones litúrgicas de los días 1 y 8 de septiembre; y la festividad del 8 al 15 no está en el calendario, así lo dijo por la radio, el Obispo de la Diócesis de Margarita, Monseñor Fernando Castro Aguayo.
 
«El bicho malo, el lucifer, el diablo mismo, se apoderó de toda la isla.»
 
«Virgencita del Valle, amparanos. Reina de Oriente, protegenos. Niña del Valle, a ti nos encomendamos. Patrona de los Marineros, socorrenos. Madre de los Pescadores,  compadecete de tus hijos. Ay madre querida, danos consuelo.» 
 
«Esto se lo llevó quien lo trajo, chácho, que tanto mal habremos hecho.»
 
 
@JoludiRebelde

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