Después de haberse sobrepuesto a un complicado escenario electoral, a diversas crisis diplomáticas y a las acusaciones por conflictos de interés de su mujer, una nueva tormenta planea sobre el gobierno de Pedro Sánchez. El “caso Koldo”, un caso de corrupción que involucra a uno de sus ministros, tuvo durante las últimas horas capítulos que acercan esa trama de sobornos hasta su entorno. A eso se sumó que el Partido Popular (PP) presentó este lunes una querella judicial contra el Partido Socialista (PSOE), en el gobierno, por presunta financiamiento ilegal, cohecho y tráfico de influencias luego de que se conociera un informe de la Guardia Civil con detalles hasta ahora desconocidos.
“Jamás una trama de corrupción había llegado tan lejos y había estado tan cerca de Moncloa”, dijo el domingo el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, tras una recepción durante la celebración por el 12 de Octubre. Horas más tarde, su partido iba a la carga en los tribunales: una fuente anónima habría confesado a dirigentes opositores que llevó bolsas de dinero a la casa de gobierno como parte del caso de corrupción. El PP reclamó la renuncia de Sánchez, aunque por ahora no contaría con los apoyos necesarios para desplazarlo desde el Congreso.
El primer ministro de Malta, Robert Abela, y el presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez, conversan antes de una fotografía grupal durante la Cumbre MED9 en la ciudad chipriota de Pafos el 11 de octubre de 2024. Foto THOMAS SAMSON / AFP
Bolsas con dinero
El dirigente Koldo García era la mano derecha de José Luis Ábalos, quien primero se desempeñó como ministro de Fomento (2018-2020) y luego de Transporte (2020-2021) durante la gestión de Sánchez. De larga militancia en el PSOE, Koldo conoció al presidente durante sus años de militancia e incluso trabajó para la campaña electoral que le permitió al socialista llegar a la Moncloa.
Koldo fue detenido en febrero, cuando la justicia reunió pruebas por el supuesto cobro de sobornos tras haber facilitado al empresario Víctor de Aldama contrataciones públicas con el Ministerio de Transporte para la compra de tapabocas durante la pandemia. Pero además la Audiencia Nacional investiga a Koldo como el facilitador de varios contratos que beneficiaron al mismo empresario entre comunidades autónomas que eran gobernadas por el socialismo, que le permitieron facturar decenas de millones de euros. El funcionario habría embolsado unos 10.000 euros mensuales.
Esa fue apenas la punta del iceberg de una historia que ahora llega hasta las entrañas del PSOE. La Guardia Civil entregó la semana pasada a la justicia una investigación que revela la participación del ministro Ábalos (el jefe de Koldo) como beneficiario de esa trama de corrupción y hasta revela algunos mensajes de WhatsApp que mantuvo con Sánchez. Los investigadores aseguran que Ábalos tenía “un papel relevante y de responsabilidad” por su vinculación “directa con Koldo, Aldama y la organización criminal”, indica el informe citado por la prensa local.
El exministro de Transportes José Luis Ábalos a su llegada para comparecer durante la Comisión de Investigación sobre los contratos públicos durante la pandemia del covid-19, en el Senado, el 6 de mayo de 2024.
Trama de corruptela
Ábalos, que ahora es diputado oficialista, quedó al borde de la imputación del Tribunal Supremo tras la investigación de las fuerzas de seguridad. La Guardia Civil identificó como las principales pruebas en su contra la relación cotidiana que mantenía con el empresario Aldama, así como reuniones personales que incluso mantuvo en el ministerio. Por último, la investigación revela fuertes indicios de que esta red de corrupción habría comprado una casona en la playa de Cádiz para que la utilizara el funcionario y que también le habría pagado un departamento en Madrid a su pareja.
El informe de la Guardia Civil expone incluso un chat entre el ministro y Sánchez. Ábalos tomó una captura de pantalla de una conversación que mantenía con el presidente para avisarle de una corta visita de Delcy Rodríguez, vicepresidenta ejecutiva de Venezuela, al aeropuerto de Barajas. “Para acabar de molestarte, la vicepresidenta de Venezuela viene en privado el lunes y quiere verme discretamente como continuación del encuentro que tuve con el ministro de comunicación”, se puede leer en la imagen. “La gestión que acordamos en favor de las empresas españolas ha permitido que Duro Felguera haya cobrado una importante deuda”, agregó Ábalos. Sánchez respondió: “Bien”. Inmediatamente después, el ministro envió la captura de pantalla a Koldo.
La visita de Delcy Rodríguez, quien ya tenía prohibida la entrada a España como parte de las sanciones de la Unión Europea al régimen de Nicolás Maduro, todavía despierta sospechas. Aldama, con vínculos con el gobierno de Venezuela, había preparado para la funcionaria chavista una agenda de cuatro días en Madrid que incluía encuentros con empresarios locales y una reunión con Ábalos en su despacho. Finalmente, la cita transcurrió en el aeropuerto de Barajas, pero hasta la actualidad sigue despertando suspicacias por la relación con Maduro, que se reavivaron después de la intervención del expresidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero para que el opositor venezolano Edmundo González Urrutia dejara Caracas.
Para María Gabriela Ortega Jarrín, doctora en Comunicación de la Universidad Complutense de Madrid, el caso Koldo “erosiona la confianza en el gobierno, que muchas veces negó haber tenido contacto con los involucrados, así como negó haber tenido relación alguna con la visita de Delcy Rodríguez”. “Y es doblemente peligroso para Sánchez porque refuerza la narrativa opositora, que siempre ha intentado vincular al presidente con los casos de corrupción”, agrega.
El consultor político César Calderón coincide en que las nuevas revelaciones pueden ofrecer oportunidades a la oposición. “El caso Koldo es determinante porque rompe el relato fundacional de Sánchez: que este gobierno se había formado para luchar contra la corrupción del PP. Pero se ha transformado en un gobierno más con sospechas de corrupción y una absoluta debilidad parlamentaria. Ahora le abrió un enorme espacio a la oposición, que será capaz de aprovecharlo siempre que salga de las denuncias para proponer políticas que mejoren la vida real de los españoles”.
A pesar del escándalo, las posibilidades de que Sánchez deba renunciar son bajas, coinciden los expertos consultados por LA NACION. Sus aliados, que le aseguran los votos necesarios para continuar al frente de Moncloa, hasta ahora no se han pronunciado sobre el caso. La única herramienta para removerlo estaría en manos del PP, que podría impulsar una moción de censura, es decir, una votación en el Congreso para desplazarlo como presidente y, a cambio, reemplazarlo por Núñez Feijóo. Pero para eso deberían llegar a un acuerdo con alguno de los partidos independentistas. Ante la falta de esos votos, el PP prefirió apostar por la vía judicial para desgastar al presidente.
El PSOE, por ahora, mantiene sus posiciones en el tablero parlamentario. “Cuanto más débil sea el gobierno, mejor le viene a sus socios porque así estos pequeños grupos podrán conseguir todo tipo de prebendas a las que nunca habían tenido acceso, como ocurre con las fuerzas independentistas catalanas y vascas, que le están quitando la sangre. Eso mantiene a Sánchez en el poder, pero así como será difícil que retroceda, también será complicado que avance su gestión desde el Congreso”, reflexionó Calderón.
La catedrática Ortega Jarrín está convencida de que, en otro país europeo, Sánchez ya debería haber renunciado. “Los mensajes que reveló la Guardia Civil son fatídicos. Esto atenta directamente contra la imagen europeista que el presidente ha mostrado a lo largo de su gestión, porque el caso Koldo va mucho más allá de lo que le permite una democracia europea parlamentaria a un presidente de gobierno. Solo por dar un ejemplo, [Mark] Rutte en Holanda ha renunciado por mucho menos”. (EFE)