«Copey en la encrucijada Reunificación o Refundación» Luis Hidalgo Parisca

12 febrero 2024 | Opinión

El 2024 y el 2025, serán años cruciales para los demócratas cristianos venezolanos.
 
Por primera vez en los 78 años de existencia del Partido COPEI, los copeyanos deberán decidir si optan por la reunificación de los diversos grupos internos que luchan por su control o, se deciden a refundar la organización política que represente genuinamente al pensamiento socialcristiano.
 
La primera opción, la reunificación, implica la reconciliación o reencuentro con todos los factores internos, sin importar sus responsabilidades, posiciones políticas, actitudes y conductas personales del pasado reciente. Es una especie de «borrón y cuenta nueva», en la que se supone podrán convivir copeyanos honestos, responsables, leales y decentes, con gente corrupta, inmoral, oportunista, pícara, traidora y vulgar.
 
En base a esa reunificación, reconciliación o reencuentro, cómo se le quiera llamar, habría que aceptar que al lado de quienes durante 25 años se han mantenido fieles a sus principios políticos y reafirmado con firmeza sus convicciones éticas y morales, pondrían estar toda clase de transfugas brinca talanqueras y corruptos.
En cambio, cuando hablamos de refundacion, estaríamos hablando de un proceso selectivo, de descarte, en el que solo podrían participar los socialcristianos auténticos. Los que no tendrían máculas vergonzosas, ni políticas ni morales.
Las dificultades internas en COPEI son de vieja data. Comenzaron hace ya algunas décadas atrás. Variadas causas lo han ido llevando a enfrentar este terrible trance de muerte, sin haber logrado alcanzar el objetivo original de
establecer la justicia social en una Venezuela mejor.
 
Enumerar esas causales nos podría llevar a la elaboración de una larga lista de motivos y responsables. Unos con mas peso y responsabilidadque otros. Ese análisis o discusión no es el objeto de este documento. En mayor o menor
medida la mayoría del liderazgo nacional y regional, ha tenido su cuota de responsabilidad en el deterioro de la organización. No obstante, creo que la causa fundamental en la pérdida de rumbo del partido demócratacristiano venezolano, se produjo cuando los copeyanos dejamos de soñar con nuestros ideales de alcanzar un mundo mejor. Dejamos de soñar cuando nos alejamos de los ideales que nos inspiraron a actuar en la política, conforme a la definición que de ella hizo el Papa Pio XI, quien la calificó “como la forma mas excelsa de practicar la caridad, después del sacerdocio”. 
Las personas y las organizaciones mueren cuando dejan de soñar. Una vida sin sueños es una vida sin esperanza y, no olvidemos,que la esperanza es lo último que se pierde.
 
Progresivamente COPEI, el partido demócrata cristiano, dejo de ser un
partido ideológico con un proyecto histórico innovador de cambio social, el socialcristianismo, ideología afincada en una sólida basedoctrinaria alimentada por las fuentes filosóficas del humanismocristiano, para convertirse en una pieza mas del statusquo, en un simpleadministrador del “establishment”, en donde solo cambiaban los actores para que todo siguiera igual. Nos dejamos absolver por .las ideas, lasprácticas y conductas del populismo socialdemócrata, que al final convenció a la gente que “COPEI y AD, la misma cosa es”. Esa alianzacon AD para la defensa del sistema democrático, terminó convertida en una especie de matrimonio morganático, en donde al final los malos hijos de ambos progenitores, se asimilaron de tal manera que ya no se pudo distinguir a unos de los otros, sobre todo en materia de moral administrativa.
El abandono de los sueños vino acompañada de la desestimación de los programas de formación política. Se privilegió la formación meramente electoral, dejando en segundo plano los programas dirigidos a las áreasdoctrinaria, política, ideológica y de gestión. El pragmatismo electoral se impusosobre el idealismo y la excelencia administrativa. La acción electoralista desplazo a la proyección histórica. El ejercicio del poder, de cualquier poder, se convirtió en un fin en si mismo y no en un medio para realizar cambios trascendentes queapuntaran a la construcción de una nueva sociedad.
La obsesión electoralista minimizó el debate interno. La reflexión, el análisis político de la realidad nacional e internacional, el diálogo y ladiscusión seria de los problemas, fue relegada en aras de mantener unailusión de unidad o simplemente fueron desechadas por la utilización arbitraria de unas mayorías circunstanciales, castradoras de lademocracia interna. Así sucedió en diversas instancias de dirección del partido.
Esa desviación pragmática de los partidos fue alertada por reconocidospensadores socialcristianos, como el líder chileno Eduardo Frei, quien en cita memorable advirtió: “No puede haber una acción política profunda ycreadora, sin un pensamiento que la alimente. Cuando los hombres o los partidos pierden la claridad en las ideas y carecen de una interpretación coherente y racional de sus actos, corren rápidamente hacia la esterilidad. Disfrazan su desnudo en formas pragmáticas que no pueden
reemplazar su vacio interior, y derivan pronto a las peores formas de oportunismo. Por eso es de vida o muerte que los partidos de inspiración demócrata cristiana mantengan vivas, claras y limpias las fuentes de su inspiración ideológica”
La conversión de COPEI en una eficiente maquinaria electoral, en dondela lealtad a principios fue sustituida por la subordinación a personas, fue convirtiendo al partido en una estructura sin alma.
Dos componentes esenciales del pensamiento socialcristiano paulatinamente fueron dejados de lado, la ética política y la moral ciudadana, causas principalísimas de nuestro deterioro institucional.
Todo este proceso de descomposición no se produjo de la noche a la mañana. Se fue produciendo a lo largo de varias décadas, comenzó a aparecer a partir de mediados de los años 70 del siglo pasado, llegando a su clímax en los últimos 25 años de actividad partidista.
La estampida de la dirigencia y la militancia copeyana que se produjo conla llegada al poder del socialismo del siglo XXI, dejó al partido convertido en unos escombros. 
La etapa inicial de su rescate, correspondió hacerla con mucha dignidad y nobleza, en primer término, a Rosana Ordoñez, una insigne independiente socialcristiana y luego, al expresidente Luis Herrera Campins. Posteriormente la conducción partidista fue asumida por José Curiel y Sergio Omar Calderón, quienes interpretando correctamente la naturaleza tiránica y despótica del régimen que se estaba entronizando en el poder, colaboraron con el movimiento opositor que logró el único triunfo real y concreto de la alternativa democrática enestos 24 años de terror: la salida de Hugo Chávez de la presidencia el 11de abril de 2002. Que esa gesta heroica del pueblo se perdiera luego por el torpe manejo que de ese acto político hicieran quienes asumieron elcontrol del gobierno, no fue responsabilidad de los factores partidistas
democráticos.
Es a partir de esos acontecimientos y de los hechos posteriores,especialmente de la situación política de los años 2003 y 2004, cuando ya existía una nueva conducción en el partido, que se profundiza la crisisinterna en COPEI, cuyo punto nodal fue la defenestración del Secretario General y la «renuncia» del Presidente. Un nuevo liderazgo caracterizado por la inexperiencia, la inmadurez, la insuficiente formación y la arbitrariedad en la toma de decisiones, tomó las riendas de COPEI durante varios períodos con diversos actores, igualmente incapaces, insensatos e irresponsables, que durante los últimos 18 años han colocado a la institución partidista al borde de la desaparición.
 
A lo largo de este período hemos sido testigos de toda suerte de disparates, abusos, traiciones, manejos administrativos irregulares, prepotenciascaudillistas, inmediatismos, violación de estatutos, destrucción de la institucionalidad partidista y atropellos a la dignidad de las personas.
Todo ello al final desembocó en la arbitraria intervención del partido por parte del régimen vía el TSJ.
En la actualidad existen por lo menos cuatro expresiones partidistas que pretenden reclamar para sí la representación auténtica de COPEI en el país. Ninguna de las cuales reúne las condiciones de legitimidad paraejercerla con propiedad.
Hasta quienes militamos en el denominado COPEI ODCA, que en principioostentaba la legitimidad de origen producto de los dos últimos procesoselectorales internos realizados, también consideramos que ésa legitimidad se perdió en el desempeño de su gestión.
La Dirección Nacional de ese COPEI, en la práctica ha dejado de existir desde hace varios años. COPEI se mantiene todavía en la mayoría de los Estados y Municipios, gracias al leal y consecuente esfuerzo de abnegados dirigentes regionales y locales que mantienen viva la esperanza socialcristiana.
Para el resurgimiento de esa esperanza que representan los ideales del humanismo cristiano, hecho realidad en un movimiento político nacional, es necesario proceder a la refundación del Partido Demócrata Cristiano de Venezuela, que no puede ser una simple sumatoria de letras, de siglas y de vanidades personales, sino la recreación real de un movimiento
político de avanzada económica y social, deslastrado de las aberrantes prácticas del pragmatismo mafioso y de quienes las utilizaron en beneficio propio,familiar y grupal.
 
Para la conformación de ese movimiento de recuperación debemos partirde un deslinde definitivo, de una separación de aguas, no solo de carácterideológico, sino moral y cultural.
Hay que acabar con el fetiche de la unidad interna a ultranza, que ha creado la ilusión de que es posible recuperar la fortaleza y el esplendor deantes, solamente con fotografiar el abrazo de algunos líderes sin importar lo que hayan hecho o dejado de hacer. Ese falso concepto de unidad ya no tiene cabida. Aquí no pueden participar los que ya abiertamenteabandonaron todo vínculo político e ideológico con la democracia cristiana. Los que se han aliado públicamente con la tiranía genocida que
oprime a los venezolanos. Los que han colaborado con esa tiranía poniendo sus capacidades y talentos al servicio de ella. Los que hanestado incursos en actos de corrupción, en manejos irregulares de bienes públicos y del patrimonio de la Democracia Cristiana, tanto del propio partido como de sus centros de formación. La unidad y la reconciliación
no se puede hacer con traidores y corruptos.
Ninguno de esos actores individuales podrá formar parte del nuevo movimiento restaurador.
En cuanto se refiere a los principales directivos del llamado COPEI Oficial, COPEI TSJ o COPEI alacrán, no hay nada que hacer por cuantoesos directivos ya dejaron ser demócratas cristianos. Sus conductas,posiciones públicas y actuaciones, no tienen nada que ver con elmovimiento socialcristiano. Esos, simple y llanamente, pasaron a formar parte de los cuadros de la tiranía socialista.
 
En el caso del COPEI ODCA, es indispensable exigir la renuncia dequien ha fungido como su Presidente Nacional. Su desacertadaconducción de la organización lo descalifica para seguir al frente de ella ypretender ser un factor de entendimiento.
 
En caso contrario, habrá que solicitar a la ODCA que le retire la autorización para seguir usando sus
siglas en el país.
Por último, los promotores y principales responsables de toda esta
catástrofe del partido COPEI, que imposibilitados ya de seguir causando
daños a la organización decidieron montar tienda aparte con un nuevo partido, con ellos nunca mas ningún tipo de relación que no sea solo para la devolución de bienes que formaron parte del patrimonio de la Democracia
Cristiana.
La nueva expresión partidista del humanismo cristiano en Venezuela, elnuevo Partido Demócrata Cristiano conformado por la dirigencia más sana, noble y leal a los principios y valores cristianos, provenientes deCOPEI, de Proyecto Venezuela, de CONVERGENCIA y de sectoresindependientes, además de identificarse plenamente sobre lo que es y representa, también tiene que tener una definición clara, transparente einequívoca, frente a las grandes amenazas que hoy se ciernen sobre la sociedad nacional y la propia humanidad. A tales efectos, el PDC debeidentificarse como una organización humanista, cristiana, anticomunista,antiglobalista y defensora de la democracia liberal. Por la fundamentación
espiritual del pensamiento que la anima, la Democracia Cristiana rechazaal materialismo amoral y ateo de cualquier tendencia. En todo caso, lospostulados ideológicos del nuevo PDC, deberán ser producto de su reunión fundacional.
 
Caracas, febrero de 2024

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