Hace siete años dejó Venezuela en busca de nuevas oportunidades. Carla Müller sentía que su carrera como actriz había tocado un techo y quería más. Soñaba con construir carrera en el exterior, actuar en grandes producciones. Aunque no estaba en sus planes, México apareció en el mapa como una buena opción para probar suerte. La mexicana es la industria del entretenimiento más grande y fuerte de la región. En 2017, hizo un primer viaje para explorar y se enamoró del país. El año siguiente se mudó.
Abrirse un espacio en una industria tan competitiva como la mexicana no fue sencillo. Fueron meses de probar suerte en castings sin mucho éxito. Finalmente, después de mucho trabajo, llegó su primera oportunidad en televisión con la serie La muchacha que limpia de HBO (2019), en la que tuvo una breve aparición en un episodio. Para Müller no existen los personajes pequeños, considera que cada interpretación es una oportunidad para conocer nuevas personas que te pueden llevar al siguiente. Y así fue.
En Venezuela, Müller tenía una amplia trayectoria como actriz de teatro. Actúo en obras como Como agua para chocolate, dirigida por Julián Izquierdo, o el monólogo Manual para mujeres infames, basado en las cartas de amor de Simone a Algren y dirigido por Luis Vicente González. También participó en producciones de cine y televisión. Tiene créditos en los filmes El Inca, de Ignacio Castillo Cottin, censurada por el gobierno, y Papita, maní tostón, de Luis Carlos Hueck, así como también en las telenovelas Vivir para amar y Prueba de fe.
Poco a poco, la actriz venezolana comenzó a sumar créditos en más producciones, tanto series como películas, hasta la más reciente y una de las más importantes: Chespirito: sin querer queriendo, serie biográfica de HBO Max sobre Roberto Gómez Bolaños, que se estrenó el 5 de junio. La producción, protagonizada por Pablo Cruz Guerrero, explora la creación de sus obras más emblemáticas, como El Chavo del 8 o El Chapulín Colorado , además de abordar aspectos de su vida personal y el impacto e influencia de su legado.
En la serie, producida por Roberto Gómez Fernández y Paulina Gómez Fernández, hijos de Gómez Bolaños, la venezolana audicionó para el personaje de Doña Florinda, para el que había avanzado en el proceso de casting; Sin embargo, tras una pausa y un proceso de reestructuración en el proyecto quedó para el papel de Luzma, cuñada de Chespirito. Un personaje poco conocido para el que tuvo que investigar mucho.
“La esposa de Horacio Gómez Bolaños juega un papel muy importante de contención y de acompañamiento de todos ellos detrás de cámara cuando comienzan a girar por toda Latinoamérica en la década de los años 70”, cuenta Müller, quien no conocía al personaje. “No tenía idea de que este personaje existía porque si lo googleas hay muy poco sobre ella”.
Para la actriz, a quien en el futuro le gustaría regresar a Venezuela a trabajar, la bioserie es una forma atractiva y digerible para que las nuevas generaciones conozcan y conecten con la historia de Roberto Gómez Bolaños, cuyos personajes siguen presentes en la cultura pop latinoamericana. “El hecho de poder ver una biografía hecha responsablemente, bien investigada, bien interpretada, con el nivel de factura que tiene esta producción de ocho episodios, se agradece muchísimo”.
—Cómo se da tu participación en Chespirito: sin querer queriendo ?
—Fue un proceso de casting que comenzó hace mucho, en 2021. Fue una convocatoria bastante genérica a nivel internacional que lanzaron por Facebook. Algo así como “manda tus fotos, viene la bioserie de Chespirito”. Y las mandé por no dejar. En ese momento estaban casteando a los personajes principales, entre ellos el de Florinda Meza, que fue para el que yo envié fotos, con la sorpresa de que me convocaron para un primer casting para este personaje. Comencé a pasar por una serie de filtros. «Oye, nos interesa seguirte viendo», me dijeron. Fueron unos dos o tres callbacks más. Sin embargo, el proyecto se congeló en 2022. Pensé que ya no se iba a hacer, pero en 2023 retomaron con un cambio en los encargados del casting, a cargo ahora de unas de las directoras de casting muy importantes en México que se llaman Isabel Cortázar y Andrea Viati. Replantearon todo el elenco. Me convocan a otro casting, me llaman a otro callback y luego me dicen que quedé para el personaje de la cuñada de Chespirito, es decir, la esposa de Horacio Gómez Bolaños, que es el hermano de Chespirito. Mi personaje se llama Luzma.
—¿Conocías a Luzma?
—La verdad no tenía idea de que este personaje existía porque, te digo, si lo googleas hay muy poco sobre ella. Hay sobre Horacio muy poco. Dice que se casó, tuvo hijos… Pero cuando me dieron la noticia de que hay un personaje que es la cuñada de Chespirito, dije sí existió esta persona. Ahí tuve que armar las piezas,
—¿Cómo describirías a tu personaje y su relación con Roberto Gómez Bolaños y su familia?
—Luzma juega un papel muy de contención y de acompañamiento de todos ellos detrás de cámara cuando comienzan a girar por Latinoamérica en la década de los años 70. Mi participación como personaje es muy puntual. De los ocho episodios, solo aparezco en tres. Pero igual estoy muy agradecida por la oportunidad. Siento que desde donde lo construyo (el personaje) quise reforzar ese lazo familiar y de importancia de contención, siendo ella madre de familia para luego tener que vivir todo lo que vivió. Yo me pongo en sus zapatos y digo, «wow», porque de la noche a la mañana resulta que su esposo y su cuñado se convierten en unas estrellas internacionales. ¿Cómo digerir esto?, ¿cómo acompañarlos?, ¿cómo hacer que a la larga funcione? Creo que hay una función fundamental, si bien no tan activa. Luzma fue ese acompañamiento y soporte familiar a esta empresa familiar.
—Al ser Luzma tan poco conocida, ¿cómo fue tu proceso de preparación del personaje?
—Un personaje histórico siempre viene cargado de mucha responsabilidad por parte del intérprete y para mí fue un gusto poder darle vida a una persona que existió, pero de la que realmente no hay mucha información porque no es una figura pública, a diferencia de los otros personajes. Para prepararlo me leí una biografía, un libro bien interesante que escribió el propio Roberto Gómez Bolaños. Con la lectura de los ocho episodios también pude entender un poco más hacia dónde estaba apuntando este universo.El productor principal de este proyecto / showrunner, junto con otros productores importantes, es Roberto Gómez Fernández, el hijo mayor de Chespirito, y Paulina Gómez Fernández, otra hija, formó parte del cuarto de escritores. Ellos siguieron muy de cerca todo este proceso, es un gran homenaje, un gran tributo que le están haciendo a su papá. Básicamente, allí pude indagar un poco más sobre cómo se construye este genio, cómo para él es tan importante la familia, tanto la de sangre como la elegida con esta banda que él armó con todos estos personajes de la vecindad del Chavo. (EN)