El elevado índice de inflación en el país, que el Banco Central de Venezuela (BCV) trata de mantener como un misterio, ha menoscabado el poder adquisitivo de los venezolanos. En un país en el que es necesario poseer grandes cantidades de dinero en efectivo para poder “cubrir” los elevados costos de bienes y servicios se le ha sumado otro problema: la escasez de billetes.
Esta falta de papel moneda y recursos para su impresión se fue incrementando por la cantidad desmesurada de impresiones que la Casa de la Moneda ha tenido que realizar en los últimos años. Ese dinero inorgánico, que no tiene ningún respaldo financiero, es para los economistas uno de los principales problemas económicos en el país.
Con el fin de intentar paliar la crisis y poder garantizar la protección de la banca comercial, la Superintendencia de Bancos (Sudeban) emitió un comunicado a mediados de octubre en el que se entendía que el retiro máximo de efectivo por cajeros automáticos sería de 10.000 bolívares diario y que entraría en vigencia a partir del 1° de diciembre de este año. Sin embargo, el 22 de octubre el mismo organismo publicó una circular en la que “aclaraba” que la medida se trataba de un aumento de las operaciones interbancarias, es decir, que aumentará de Bs 600 a Bs 10.000 el límite de retiro en cajeros de otros bancos desde el 1° de marzo de 2017.