El ataque del pasado lunes a un convoy humanitario de World Central Kitchen (WCK) se debió a un «error» al creer que en él viajaban dos milicianos armados de Hamás, por lo que dos comandantes implicados en la operación serán cesados y otros dos amonestados, según la investigación del Ejército israelí.
La investigación concluyó que las fuerzas israelíes identificaron a dos «pistoleros» en los camiones de ayuda mientras el convoy se dirigía a un almacén en Deir al Balah, y cuando los vehículos abandonaron el lugar tras la descarga, «uno de los comandantes supuso erróneamente que los pistoleros iban dentro de los vehículos y que se trataba de terroristas de Hamás».
Esta es la conclusión fundamental de la pesquisa independiente encargada por el Ejército al Mecanismo de Investigación y Evaluación de Hechos (FFAM), un cuerpo liderado por el mayor general Yoav Har Even, encargado de ofrecer la mayor información posible para decidir si se abre una investigación criminal sobre incidentes en combate.
Los hallazgos de la investigación fueron presentados ayer al jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel, Herzi Halevi, y hechos públicos este viernes, cuando también se llevaron a cabo sesiones informativas con embajadores y cuerpo diplomático.
«Las fuerzas no identificaron los vehículos en cuestión como asociados a WCK. Tras una identificación errónea por parte de las fuerzas, atacaron a los tres vehículos WCK basándose en la clasificación errónea del evento y la identificación errónea de que los vehículos tenían agentes de Hamás en su interior», señala la investigación.
El ataque contra el convoy humanitario de la ONG estadounidense World Central Kitchen (WCK), fundada por el chef español José Andrés, se cobró la vida de siete de sus empleados: el palestino Saifeddin Ayad Abutaha, la australiana Lalzawmi Frankcom, el polaco Damian Soból, el canadiense-estadounidense Jacob Flickinger y los británicos John Chapman, James Henderson y James Kirby.
Aunque iba perfectamente identificado, el convoy de WCK recibió el impacto de tres misiles disparados por un dron, lo que fue «una grave violación de las órdenes y de los procedimientos operativos estándar de las Fuerza de Defensa de Israel», concluyó.
«Los hallazgos de la investigación indican que el incidente no debería haber ocurrido. Quienes aprobaron el ataque estaban convencidos de que su objetivo eran agentes armados de Hamás y no empleados de WCK», indicó el FFAM, que también apuntó «errores en la toma de decisiones».
Tras analizar las conclusiones del informe, el jefe del Estado Mayor, Herzi Halevi, adoptó la siguientes medidas: cesar al comandante de apoyo de fuego de la brigada, un oficial con rango de mayor; y al jefe de la brigada, un coronel en la reserva; además de amonestar a los comandantes tanto de la brigada como de la 162.ª división, que opera en el centro de la Franja.
Además, Halevi «reprenderá formalmente» al jefe del Comando Sur, por «su responsabilidad general en el incidente.
«Nos tomamos en serio el grave incidente que se cobró la vida de siete trabajadores humanitarios inocentes. Expresamos nuestro profundo dolor por la pérdida y enviamos nuestras condolencias a las familias y a la organización WCK», indicó.
El Ejército aseguró que considera «de vital importancia» la actividad de las agencias humanitarias en la Franja y se comprometió a garantizar su seguridad.
Israel anunció hoy su intención de permitir más entrada de ayuda al enclave, y de abrir el cruce de Erez por el norte, después de una tensa llamada telefónica ayer entre el primer ministro Benjamín Netanyahu y el presidente estadounidense, Joe Biden, quien le amenazó con retirar el apoyo si no mejoraba la situación humanitaria en la Franja y hacían más por proteger a los civiles.(EFE)